Liderazgo transaccional: ventajas en la empresa
Muchas empresas aún no tienen claro cuál es el estilo de liderazgo que mejor se adapta a sus necesidades. La estructura corporativa, los objetivos generales y los canales de diálogo entre los diversos departamentos, áreas y niveles jerárquicos son variables que, casi siempre, determinan este elemento.
Por ejemplo, las compañías grandes suelen implementar modelos de liderazgo basados en la delegación por áreas o departamentos, mientras que las pequeñas se decantan por un estilo más directo, participativo y democrático.
Asimismo, cuando los procesos tienen cierto carácter urgente y suponen entregas a corto plazo, el tipo de liderazgo más empleado es el autocrático, que centra la autoridad en una sola figura y hace visibles las jerarquías y los niveles de mando. El polo opuesto lo encarnan los modelos carismático y transformacional.
Si quieres empezar a aplicar el liderazgo transformacional, te enseñamos cómo en nuestra guía: ¿Qué es el liderazgo transformacional y cómo desarrollarlo dentro de tu empresa?
Liderazgo transaccional. Características
La palabra «transacción» se refiere al intercambio de un valor o bien entre dos o más personas. En ese sentido, el liderazgo transaccional se define por fijar una relación en la que un trabajador recibe una remuneración, premio o incentivo a cambio de realizar todas aquellas tareas que el líder, que en este caso es la autoridad del proceso, el jefe o responsable directo, le encarga hacer.
Como en ningún otro modelo de liderazgo, el trabajo realizado se convierte en un bien de intercambio directo. Veamos otras características de este estilo directivo:
- Está basado en la gratificación; no en la gratitud.
- La relación entre los involucrados no es necesariamente cercana.
- Establece un sistema de premios y castigos.
- Los objetivos del proceso son claros y se fijan previamente.
- Es especialmente útil para personas habituadas a trabajar solas.
- Los líderes sólo intervienen para aplicar correcciones o soluciones.
- Su valor central es la delegación de la autoridad.
¿Cómo puede beneficiarme un liderazgo transaccional?
El liderazgo transaccional no es, por supuesto, el más indicado para climas en los que predominen la creatividad, la innovación y la participación de todos integrantes de los equipos de trabajo. No fomenta el diálogo entre las partes ni se interesa por ahondar en la relación establecida. Sin embargo, eso no quiere decir que no reporte beneficios para las organizaciones que lo implementen. Aquí enunciamos algunas:
- Efectividad. El líder no se detiene en cuestiones que no tengan que ver con las labores que ha delegado en su colaborador. Esto resulta especialmente útil cuando se trata de proyectos a corto plazo.
- Cumplimiento. Como el énfasis está puesto en los resultados del proceso, el liderazgo transaccional garantiza el cumplimiento de objetivos, tareas, plazos, tiempos y condiciones.
- Recompensas. Aunque la principal motivación del trabajador es obtener la remuneración que ha sido establecida en su contrato, este modelo supone un buen nivel de productividad y rendimiento.
- Alineación. Tanto los recursos como las tareas están alineados en torno a un mismo objetivo. Al tratarse de un modelo basado en una única autoridad, no hay lugar para la dispersión ni la diversidad de criterios.
- Supervisión. Al líder transaccional le interesan los resultados y, como tal, realiza un seguimiento y monitoreo permanente de las labores delegadas. Sólo interviene cuando es necesario aplicar correctivos.
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