La ruptura generacional en la empresa del siglo XXI

El mundo empresarial avanza a la par que la sociedad y marca en gran medida las evoluciones que ésta va sufriendo. A ello contribuye enormemente que las empresas, al final, están formadas por personas, que ponen al servicio de la compañía sus conocimientos, aptitudes y actitudes.

La evolución de las empresas, por tanto, está íntimamente ligada a la evolución de las personas, y de cómo las compañías saben adaptar estas evoluciones en su favor. Uno de los principales factores es, cómo no, la edad. Y es que en el mundo empresarial actual se está viviendo una importante ruptura generacional.

Las diferencias generacionales siempre han existido (al menos, en lo que denominamos historia contemporánea) y éstas diferencias se hacen notorias en plazos cada vez más cortos de tiempo. En otras palabras, las cosas evolucionan cada vez más rápido, también en el mundo empresarial.

Cada vez más compañías se dan cuenta de que es importante asumir la inevitabilidad de este relevo generacional. Algunas como Telefónica (José María Álvarez-Pallete 52 años, sustituye a César Alierta, 70) o El Corte Inglés (Dimas Gimeno, 39 años, sustituye a Isidoro Álvarez, de 79) ya han dado al paso.

Sin embargo, el cambio generacional es algo mucho más profundo y se agudiza aún más en las nuevas generaciones que llegan al mercado laboral, esto es, la generación de los millennials y los centennials. Nacidos en los 80 y los 90, estos jóvenes abordan el mercado laboral con conocimientos, objetivos y modos de trabajo distintos a los vistos anteriormente.

Estas nuevas generaciones se caracterizan, principalmente, por el uso y dominio de la tecnología, internet y redes sociales, su versatilidad, su alto grado de preparación universitaria o su flexibilidad a la hora de adoptar métodos de trabajo más novedosos. Lógicamente, también han cambiado sus gustos o actitudes políticas, culturales o de ocio.

En esta tesitura, estos jóvenes conviven en el mercado laboral con las pasadas generaciones, por ejemplo con los hijos del llamado’ baby boom’ de los años 60, una generación que se ha tenido que ir adaptando a todas las evoluciones tecnológicas y que suele tener más dificultades en este sentido. La razón es, simplemente, que ellos no nacieron con un ordenador debajo del brazo.

La realidad dice que, de momento, en España, sobre todo si miramos a las grandes compañías del Ibex35, los grandes directivos suelen ser personas de cierta edad y gran experiencia empresarial, y su mandato suele extenderse muchos años. Sin embargo, dentro de las ‘start ups’ son los jóvenes emprendedores quienes vienen empujando con más fuerza, apoyándose en iniciativas como el coworking o la financiación colectiva (crowdfunding).

La ruptura generacional se hace patente a simple vista y es inevitable. Sin embargo, el verdadero objetivo de una empresa debe ser que esta ruptura se convierta en una transición lo más suave posible. Es decir, que las nuevas generaciones se incorporen al mercado laboral sin que ello suponga un contratiempo, ni para la empresa ni para el resto de trabajadores.

Todo ello depende, en este caso, de la empresa, que debe saber adaptarse a los nuevos tiempos y conseguir que sus trabajadores también lo hagan.

 

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