Con los pies en la tierra y la cabeza en las nubes

¿Ya no soportas más tu trabajo y fantaseas con la posibilidad de hacer otras cosas? Soñar es un ejercicio muy sano, pero es mejor no despegar los pies de la tierra. A ver, piensa. Si lo dejas, ¿vas a poder sobrevivir hasta que encuentres otro trabajo? ¿cuánto tiempo crees que pasará? Al final de mes, la hipoteca, el recibo de la luz y la letra del coche seguirán llegando.

Piensa en lo mejor pero prepárate para lo peor

Permítete imaginar el mejor futuro, pero antes de tomar una decisión precipitada, piensa también qué pasaría si todo saliera mal. Eso te dará perspectiva y te permitirá afrontar el porvenir con más seguridad; porque habrás valorado todas las opciones y te habrás preparado para todos los posibles futuros.

  1. Escribe una lista con los principales motivos por los que seas marcharte. Analiza si existen posibilidades de mejorar tu situación lo suficiente como para no tomar una determinación tan drástica como buscar otro trabajo.
  2.  Analiza tus cualidades y capacidades: se honesto contigo mismo y  descubre qué te hace mejor que los demás, en qué debes mejorar, si necesitas reciclarte profesionalmente, con qué experiencia cuentas, etc.
  3. Ten claro cuál es tu objetivo final, dónde deseas trabajar. Imagínate en tu puesto de trabajo ideal. ¿Qué harías por conseguirlo? Evalúa si estarías dispuesto a cobrar menos, trabajar más horas, trasladarte de ciudad. Piensa en tu capacidad de sacrificio, dónde están tus límites.
  4. Investiga el mercado laboral. No es necesario que realices una investigación a fondo. Averigua si existen ofertas de empleo, qué requisitos piden y qué condiciones de trabajo ofrecen. Así podrás tener una perspectiva global sobre el puesto al que deseas optar, descubrirás si necesitas formarte y valorarás mejor tus posibilidades de encontrar un nuevo empleo.
  5. Examina tus finanzas. Es importante que revises tus ahorros y lleves un control de tus gastos. De esta forma sabrás de dónde puedes recortar si fuera necesario y cuáles son tus gastos mínimos para estar bien.
  6. Realiza una lista con los pros y los contras de cambiar de trabajo. Medita qué puedes ganar y perder con el cambio. Ten en cuenta todos los factores y reflexiona bien sobre cuáles son importantes para ti. ¿Podrías perder estatus social? Solo es un inconveniente si eres de los que necesita sentirse socialmente respaldado mediante el reconocimiento de los otros. ¿Tienes el riesgo de disminuir tu poder adquisitivo? Es un problema que desaparece si tu nivel de vida se puede rebajar, prescindiendo de extras que te aportan menos felicidad que la que conseguirás con el cambio.

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Llega la hora de decidirse

Llegados a este momento deberías estar en condiciones de tomar una decisión. Tienes dos opciones; o te quedas o te vas.

Si finalmente decides quedarte, siempre puedes intentar cambiar lo que no te gusta. Ya has analizado los motivos por los que querías marcharte y puede que hayas encontrado posibles soluciones. Es hora de ponerlas en práctica.

Por el contrario, en caso de que tengas claro que deseas marcharte, debes pensar en tu futuro y decidir tus próximos pasos:

  • Buscar un empleo similar en otra empresa. Tienes claro que tu trabajo te gusta, pero no deseas continuar en tu actual compañía. Es el momento de investigar a fondo  tu sector. Busca  las ofertas de empleo, investiga las compañías para las que te interesaría trabajar, prepárate para el cambio y comienza a buscar tu próximo empleo.
  • Cambiar de sector de trabajo. Puede que te hayas dado cuenta de que no te motiva tu trabajo. Lo que realmente quieres es cambiar de profesión, dedicarte a algo diferente. En este caso, deberás considerar si necesitas un tipo de formación específica. Antes de comenzar a buscar tu nuevo empleo, es recomendable que te formes y planifiques tu estrategia.
  • Valorar  la posibilidad de convertirte en tu propio jefe, ser un emprendedor. Si lo que deseas es trabajar para ti mismo, poner en práctica tu idea de negocio, aprende a realizar un estudio de viabilidad como primer paso, para que después no te lleves sorpresas. Analiza la inversión que te supondrá y si dispones de dinero suficiente para hacerte cargo de tus gasto durante medio año hasta que el nuevo negocio arranque. La única forma de saber si tu idea funcionará es ponerla en práctica. No obstante, detectar cuanto antes las posibles barreras te ayudará a minimizarlas cuando aparezcan.

Empezar de cero

Cambiar de trabajo supone empezar de cero, lo que no es tarea fácil. Piensa que deberás demostrar tu valía, que tu nuevo jefe ha acertado apostando por ti o, si te decides por el emprendimiento, que no te fallarás a ti mismo. Tendrás que aprender, algo a lo que ya no estás acostumbrado porque llevas tiempo en tu zona de confort, haciendo cosas que ya aprendiste hace mucho tiempo.

Como todo cambio, tendrá cosas buenas y cosas malas, en las que quizá no habías pensado. Adaptarte a tu nueva realidad (nueva empresa, nuevas tareas, nuevos compañeros) será más fácil si aceptas el cambio desde el primer momento y aprovechas lo bueno que te ofrece.

Buscar apoyos

Pídele consejo a algún familiar o a un amigo. En ocasiones otros puntos de vista nos ayudan a aclarar nuestras ideas.

Además, las posibles consecuencias de esta decisión, es conveniente contar con el apoyo de la familia, con su aceptación y colaboración, no olvides que esta decisión también puede repercutir en ellos.

Fuente imagen: Flickr/Kate Ter Haar   




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