Siete aspectos básicos de la función directiva

Cuando hablamos de función directiva, casi siempre nos fijamos en las habilidades, destrezas y talentos que deben reunir las personas que ocupen dicho cargo. Son más que conocidas algunas de ellas: liderazgo, gestión de equipos de trabajo, motivación, capacidad de respuesta, inteligencia emocional, entre otras.

Sin embargo, pocas veces nos centramos en las funciones reales de la dirección de una empresa y en cómo esto determina el comportamiento de la misma y sus niveles de productividad, eficacia y rendimiento.

Alta dirección: ¿qué tienen los CEOs que no tengan otros?

Solemos referirnos a la gestión empresarial como algo unificado, cohesionado y que no presenta demasiadas variantes. A fin de cuentas, decimos, en el fondo da lo mismo estar al frente de una frutería de barrio que de una multinacional.

Pero no es tan fácil. De hecho, lo que llama la atención de la gestión empresarial es justamente la multiplicidad de matices que encontramos en ella, no sólo en lo que tiene que ver con los campos de desempeño sino, sobre todo, con aspectos ligados al tipo de empresa, de estructura o de nivel de ejercicio.

La alta dirección, por ejemplo, presenta diferencias sustanciales con respecto a la dirección en niveles intermedios, secundarios o terciarios. Incluso, se distancia todavía más si la empresa tiene un alto grado de incidencia en su medio.

Este tipo de gerencia es la que suele delegarse en los CEOs, es decir, aquellas personas con más experiencia y poseedores de altos conocimientos y habilidades que marcan la diferencia. Son, sencillamente, los mejores.

Por supuesto, no todos los profesionales de la gestión empresarial logran llegar tan alto como los CEOs. Para ascender a la alta dirección es necesario reunir un conjunto de competencias que se adquieren con la trayectoria y la formación.

a) Visión amplia de los negocios:

Nadie como ellos para mirar el negocio desde una perspectiva genérica. Y no sólo porque suelen estar al tanto de varios departamentos que forman parte de la empresa, sino porque son los que se encargan de identificar las oportunidades de negocio. Tienen un ojo en el presente y el otro en el futuro.

b) Manejo de idiomas:

La mayoría de los CEOs hablan varios idiomas e interactúan fácilmente en los ambientes en los que se desempeñan. Hacer negocios en una u otra parte del mundo no es un problema para ellos.

c) Relaciones internacionales:

De hecho, suelen ser personas que viajan constantemente. Una buena parte de su rol consiste en entablar nuevas relaciones y ampliar la red de contactos de la empresa. Esto es especialmente visible cuando se desempeñan en compañías de alto nivel o multinacionales que operan en el mercado internacional. Tienen gran facilidad para llevar a cabo negociaciones.

d) Versatilidad:

Quizá es esa facilidad para ir de un sitio a otro la que les confiera una gran versatilidad y adaptación a los cambios. Generalmente se trata de personas que han desempeñado sus labores en distintos ámbitos y circunstancias, con lo cual no les resulta difícil acoplarse a nuevas condiciones. Para ellos, los cambios son una oportunidad, y como tal los asumen.

e) Ideas a largo plazo:

Los CEOs no delegan en otros por el solo hecho de quitarse de encima ciertas tareas. Lo hacen para poder centrar su atención en proyectos y planes a largo plazo. Recordemos lo que decíamos en el punto 1 sobre su visión de negocio: amplia, genérica y, sobre todo, transversal.

f) Crean una cultura empresarial:

Finalmente, uno de sus grandes méritos reside en su capacidad para crear una cultura empresarial. Es decir, generan tal impacto en su entorno, que imprimen a las organizaciones estilos y habilidades propias de su carácter e identidad. Eso es lo que se conoce como crear cultura organizacional.

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Función directiva: principales áreas de acción

La función directiva es diferente en todos los casos. Nunca hay una igual a otra y por eso resulta necesario identificar las necesidades de cada organización y adaptar el tipo de liderazgo, la estructura y el clima laboral.

áreas de acción de la función directiva

No obstante, vista desde un plano más genérico, es una labor que se puede enmarcar dentro de dos grandes funciones: las continuas y las secuenciales

a) Funciones continuas:

Son todas aquellas que forman parte del ADN de un director de empresa. O dicho de otro modo, son permanentes y están presentes en el día a día de la función directiva. Esto vale tanto para los altos gerentes como para aquellos que sólo tienen a cargo un área o grupo de colaboradores. Las tres funciones continuas principales son:

  • Análisis de problemas:

Un director de empresa nunca pierde su capacidad de análisis. Es vital para saber moverse en su especialidad y valorar posibilidades de acción o de negocio. En cierta forma, esta función es la que le da perspectiva a su rol.

  • Toma de decisiones:

Otra función a la que nunca renuncia es la toma de decisiones. El director siempre está allí indicando el camino que deben seguir sus colaboradores.

  • Comunicación eficaz:

Su capacidad de comunicarse eficazmente con las personas de su entorno es vital para medir el grado de acierto o fracaso de sus planes. Siempre comunica; de hecho, cuando es necesario enfatiza en determinados elementos.

 

b) Funciones secuenciales:

Además de las funciones permanentes, el directivo también debe desarrollar otro tipo de labores puntuales y que por lo general están encadenadas unas a otras, por ejemplo en la ejecución de proyectos. Son las denominadas funciones secuenciales:

  • Planificación:

Empieza desde la definición de objetivos y se extiende hasta la descripción de cómo se van a conseguir los resultados esperados. El modelo ‘arriba-abajo’ implementado tradicionalmente está en cuestión; ahora predominan procesos más democráticos en los que todos los miembros de un equipo toman parte activa.

  • Organización:

Implica el reparto de responsabilidades y funciones y el diseño de una cadena de autoridad que responda a las necesidades de cada situación. El elemento clave para la función organizativa es la estructura corporativa.

  • Control y supervisión:

Su sinónimo más próximo es la evaluación de resultados y la medición de cada una de las tareas con indicadores correspondientes. Cuando sea necesario, la función directiva se extenderá a la implementación de soluciones y correctivos.

  • Dirección:

Significa orientación y acompañamiento en los procesos y tareas. Ahora mismo, es un elemento que guarda estrecha relación con la motivación.

 

Estas son las 7 principales labores de la función directiva de una empresa, sea cual sea su área de desempeño o modelo organizativo. Como ves, los profesionales de este cargo requieren de esfuerzos tanto puntuales como estratégicos para alcanzar el éxito.

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1 comentario

leticia cobos rosado

10 abril, 2018 21:47

gracias esta muy interesante y muy completo

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