¿Qué debe tener una carta de despedida laboral?
Los giros en nuestra trayectoria profesional suponen cerrar y abrir nuevas etapas. Algo queda atrás y algo comienza. Todos nos hemos visto en esa situación de tránsito hacia un cargo mejor, un nuevo trabajo o un nuevo país, entre otros.
Sin embargo, para que las etapas que quedan atrás se cierren correctamente, es preciso tener en cuenta una serie de protocolos. Cada situación tiene los suyos, pero existen algunos que son propios de estos acontecimientos.
Uno de ellos es la carta de despedida laboral, que es la que redactamos para decirle adiós a los que hasta ese momento han sido nuestros compañeros de trabajo, jefes o superiores en el cargo que ocupamos. ¿La has redactado alguna vez?
¿Es importante redactar una carta de despedida laboral?
Primero que nada, no debe confundirse con la tradicional carta de despido, que es aquella a través de la cual se notifica la decisión de una empresa de prescindir de los servicios de un trabajador y que pone término a su relación contractual.
La carta de despedida laboral es una comunicación mucho más distendida, fresca, libre y en la que se pueden incluir diversos factores que han marcado al autor durante el tiempo que ha desempeñado su cargo.
No es requisito, pero sin ninguna duda es un gesto de confianza y agradecimiento hacia las personas que nos han acompañado en la etapa profesional que dejamos atrás.
Además, este tipo de comunicado es el complemento ideal de tu carta de dimisión. Recuerda que a la hora de despedirte de tu actual trabajo, las formas cuentan, y mucho.
Carta de despedida laboral: ¿qué incluir en ella?
Las experiencias laborales nunca son iguales, ni siquiera cuando se repiten patrones externos. Cada persona vive a su manera el trabajar en un determinado contexto y bajo condiciones específicas. Por lo tanto, tampoco puede hablarse de un único modelo de carta de despedida laboral.
Ahora bien, haciendo esa salvedad, sí que podemos señalar algunos de los puntos más habituales en este tipo de comunicación. Veamos:
- Mención de la importancia de la experiencia laboral. Puedes dedicar un par de líneas para señalar lo que ha supuesto para ti desempeñar el cargo y estar vinculado a la empresa que dejas.
- Agradecimiento a superiores y jefes. Es un clásico de este tipo de carta: se agradece a los jefes inmediatos o a las personas que de alguna u otra manera nos señalaron el camino desde su rol de líderes.
- Mención de personas destacadas. Aparte, es habitual nombrar a aquellas personas que jugaron un papel fundamental para el trabajador que se va, sean superiores o no. Aquí se suelen incluir las amistades más cercanas y quienes contribuyeron a nuestro desarrollo personal.
- Valores y conocimientos aprendidos en esa etapa. Esas personas, tanto los superiores como los otros que has mencionado, por lo general representan valores y conocimientos que es necesario poner de manifiesto. Se trata de una buena táctica para personalizar el mensaje y conectar con nuestro interlocutor.
- Mención a la nueva etapa y su relación con lo que se deja atrás. Por último, es habitual que se haga referencia a la etapa profesional que comienza, pero a la vez enlazándola con los aportes que nos ha dejado el cargo del que nos separamos. La idea es plantearlo como una especie de legado profesional que nos ayudará a encarar los nuevos retos.
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