Inversiones financieras a largo plazo: pros y contras

En un mundo de incertidumbre financiera, las inversiones parecen una opción, cuanto menos, arriesgada. Sin embargo, pueden llegar a resultar un gran negocio si se hacen bien. Pero, ¿cuál es la mejor opción a elegir? Existen muchas, dependiendo de tus posibilidades económicas, tus circunstancias personales y el riesgo que quieras asumir pero, en esta ocasión, te vamos a hablar particularmente de los pros y los contras de las inversiones financieras a largo plazo.

Pros de las inversiones a largo plazo

Una de las principales ventajas que presentan las inversiones financieras a largo plazo es que son, en general, más estables. No se ven tan sujetas a las fluctuaciones del mercado como lo están las inversiones financieras a corto plazo, donde las circunstancias inmediatas pueden hacer variar mucho la inversión. En el caso de las inversiones a largo plazo, salvo en situaciones verdaderamente catastróficas o en inversiones muy arriesgadas, los picos de pérdidas se pueden compensar con los momentos de ganancia, presentando así unas inversiones más estables que las que se realizan a corto plazo.

Si estamos hablando de una inversión basada en la compra, la venta y/o los intercambios, las inversiones financieras a largo plazo evitan la acumulación de pagos de comisiones, intercambios de moneda e impuestos que se tienen que pagar al hacer cualquiera de estas actividades. Si se realizan con asiduidad, estas acciones pueden suponer una pérdida de dinero bastante relevante, por lo que las inversiones financieras a largo plazo acaban con este tipo de comisiones, que se tienen que pagar solo una vez o en momentos muy concretos.

Suele haber menos presión en el caso de las inversiones a largo plazo. Desde el momento en el que se decide realizar una inversión de este tipo, el inversor sabe que no va a poder tocar ese dinero en un largo tiempo. Por ello, se suelen tomar menos decisiones apresuradas al respecto que en el caso de las inversiones a corto plazo, que se ven más influenciadas por acontecimientos inmediatos. Asimismo, no tienen que estar pendientes a diario de los cambios experimentados por sus inversiones, dado que, como ya hemos mencionado, son opciones más estables. Por lo tanto, el inversor suele experimentar una menor presión respecto a estas inversiones y suele estar más tranquilo en relación a su dinero, dado que es una opción mucho más estable a lo largo del tiempo.

La rentabilidad media anual se acumula a lo largo del tiempo, por lo que se puede obtener una mayor cantidad de dinero cuánto más larga sea la inversión. La rentabilidad anual proporciona una gran cantidad de alegrías a los inversores a largo plazo, dado que les da unos réditos anuales estables y constantes. En las inversiones a corto plazo, se tienen que utilizar otros métodos para conseguir beneficios y, como consecuencia de ello, corren más riesgos. Con la rentabilidad anual, las inversiones a largo plazo dan unos réditos concretos, acumulativos y prácticamente asegurados a sus inversores de forma fija, lo que permite obtener réditos más seguros y constantes sin asumir tantos riesgos.

 

Contras de las inversiones a largo plazo

El primer inconveniente que presentan las inversiones financieras a largo plazo es la dificultad para recuperar la inversión en un plazo corto de tiempo. Las inversiones a largo plazo se hacen, por definición, sin la intención de recuperarlas en poco tiempo. Por lo tanto, si por cualquier razón quieres recuperar tu dinero en un momento dado y cercano en el tiempo a tu inversión, no podrás hacerlo o te enfrentarás a penalizaciones tan grandes que no te compensará hacerlo. Por lo tanto, mucha gente que no está segura de no necesitar disponer de ese dinero en breve prefieren decidirse por inversiones planteadas para un lapso temporal más corto.

Los riesgos son menores, pero las posibles ganancias también lo son. A no ser que se invierta en opciones arriesgadas o emergentes, las inversiones a largo plazo suelen ser más estables, como ya hemos señalado, y los beneficios se acumulan a lo largo del tiempo. Sin embargo, las posibles ganancias también son menores y suelen estar lejanas en el tiempo, pues dependen menos de las fluctuaciones puntuales. Por lo tanto, las personas a las que les gusta asumir riesgos, no tienen problemas económicos y quieren obtener réditos más inmediatos, prefieren optar por las inversiones a corto plazo.

Los reajustes pueden suponer un problema a prever. Si bien los planes a largo plazo son estables, también es necesario realizar reajustes cada cierto tiempo para adaptarlos a las particularidades de cada momento. Si se produce una dinámica negativa, los problemas no serán tan acusados como en el caso de las inversiones a corto plazo, pero sí se pueden comer los pocos beneficios que se puedan haber hasta el momento. Por lo tanto, si se entra en una mala dinámica, puede que no consigas apenas réditos por tu inversión a causa de los reajustes, el aumento de los precios y el cambio en los valores, o, incluso, que no recibas nada de dinero por ello.

En cualquier caso, la decisión es tuya. Tanto las inversiones a corto plazo como las que se hacen a medio y largo tiempo tienen sus ventajas, pero tienes que examinar cuidadosamente tus circunstancias personales y qué riesgos estás dispuesto a asumir. Nunca inviertas a ciegas, cuenta con la ayuda de un profesional de confianza en la materia y nunca hagas nada con lo que no te sientas a gusto. ¡Tanto lo bueno como lo malo que pueda salir de tu inversión recaerá sobre ti!

 

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ERD Marzo 2016


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