Cómo despedirse del actual empleo: Cerrar una etapa

Dejar el trabajo no es tan sencillo como pudiera parecer, aunque se cuente con otra oferta firme en la mano. Muchas personas tardan meses en tomar esta decisión, y a la hora de hacerlo muchos son los sentimientos que se ponen en juego. Compañerismo y vínculos emocionales con la empresa desarrollados a raíz del tiempo que se ha pasado en ella, sentido del deber de hacer las cosas bien, en ocasiones mezclado con resentimiento por momentos de insatisfacción, gestos poco amables por parte de la organización o la sensación de una etapa que debe terminar para comenzar otra nueva en otro lugar.

Incluso aunque se abandone la empresa debido a una insatisfacción justificada, debe hacerse de la forma más profesional posible por respeto a los compañeros, proveedores y clientes. Nunca se sabe si entre ellos contamos con un futuro empleador, ya sea en la etapa inmediatamente posterior o en otras futuras. Hay que intentar que la salida sea lo menos traumática para la empresa, igual que cuando nos despiden también esperamos un comportamiento profesional por parte de la empresa.




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Es conveniente iniciar un proceso de negociación con la empresa con tiempo suficiente, con el objetivo de no intentar marcharse dejando tareas a medias o lanzar responsabilidades propias a los compañeros que se quedan. Es la forma de mantener las puertas abiertas por si en algún momento del futuro se necesita volver. En cuestiones de protocolo, es importante comunicar la decisión de abandonar la empresa al empleador directo y luego a los canales habituales que gestionan los recursos humanos.

Hay ocasiones en las que durante esta conversación produce sorpresas, porque la empresa valora al profesional más de lo que este esperaba y le ofrece una contraoferta consistente en un plan de carrera más interesante que lo que puede encontrar fuera. En estos casos conviene reflexionar bien sobre los motivos reales por los que se ha tomado la decisión, y si estos motivos persistirán a pesar de la contraoferta. Por ejemplo, si el motivo del cambio de empleo es porque la empresa tiene una filosofía poco flexible, donde hay que fichar a la hora de entrada y eso no va con nuestro carácter, por mucho que la contraoferta mejore la cuestión económica, la raíz de la insatisfacción sigue existiendo. Será el momento de negociar en los términos en los que nos interesa para que el puesto de trabajo se adapte mejor a nuestras circunstancias y exigir una mayor flexibilidad por parte de la empresa.

Otro escenario es el cambio no deseado. Hay empresas que facilitan la reinserción profesional del despedido y existe toda una industria de outplacement para facilitar la transición y dar las herramientas de formación, de consultoría y coaching que permiten una mayor facilidad de reinserción.

Fuente imagen: Flickr/Arman_Zhenikeyev   

 





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1 comentario

Barbara

13 julio, 2014 7:52

un articulo bien detallado y con puntos clave. gracias

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