Garantía de un producto: implicaciones, obligaciones y derechos

Como fabricante o vendedor de un bien, hay que tener en cuenta la obligación al respecto de la garantía de un producto. Esta obligación nace del derecho de los consumidores a quedar protegidos frente a fallos, defectos o incluso a la falta de conformidad con respecto a un artículo que se ha adquirido.

 

¿Qué implica la garantía de un producto?

La garantía de un producto implica que ese ben podrá ser devuelto sin coste, reparado gratuitamente o sustituido por otro, cuando así lo solicite el comprador en el ejercicio de su derecho.

También puede conllevar la rebaja del precio abonado en la compra del producto o la resolución del contrato, en los casos en que no hubiera sido posible poner en práctica alguna de las opciones anteriores y exista defecto que lo justifique o se dé una falta de conformidad significativa.

 

¿Cuál es el periodo de garantía de un producto en España?

La garantía de un producto en el territorio de la Unión Europea es de dos años. Este periodo siempre puede ser ampliado, de manera voluntaria por parte del vendedor. Hablaríamos entonces de garantía comercial, una interpretación de este derecho de los consumidores que aumenta los beneficios que les reconoce la garantía legal. Mientras que esta última es obligatoria, la comercial puede ofrecerse o no.

 

¿En qué condiciones se pueden ejercer los derechos que se derivan de la garantía de un producto?

Lo primero que debe existir para que puedan reclamarse los derechos derivados de la garantía de un producto es una relación de consumo.

 

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Esta relación, además, no debe darse entre particulares, sino entre una empresa y un comprador.

Además, hay que tener en cuenta otros aspectos:

  • La fecha en que se realizó la compra. El plazo de dos años en que existe cobertura de garantía empieza a contar desde ese momento, siempre que la venta se haya llevado a cabo en un establecimiento físico. En el caso de las ventas online el periodo se iniciaría el día de la entrega al consumidor. Cuando el consumidor compre un artículo de segunda mano no podrá exigir más de un año de garantía, aunque, ante la ausencia de acuerdo entre las partes, será de aplicación la norma general.
  • El tipo de bien de consumo de que se trate. Productos, suministros e incluso la instalación del propio producto protegen al consumidor por medio de la garantía. En este último caso, es preciso que se contemple en el contrato.
  • Las reparaciones y sustituciones deben ser gratuitas. Ninguna de estas opciones posibles en el ejercicio del derecho derivado de la garantía de un producto debería costar un euro al comprador. Además, el vendedor tiene que recordar que el plazo de garantía queda en suspenso hasta que se complete la reparación o el consumidor reciba el nuevo bien que sustituye al original defectuoso.

Por último, en lo que respecta a quién debe probar que existía o no defecto de fabricación en un artículo, existen dos posibilidades. Si el derecho de garantía de un producto se ejerce en los primeros seis meses desde la fecha de compra se presume defecto de origen y la carga de la prueba en contra corresponde a la empresa vendedora; mientras que, si se ejerce pasado ese plazo, aunque la garantía legal sigue dando cobertura al consumidor recae en él la obligación de demostrar que el problema que ocasionó su falta de conformidad ya existía de origen y no fue debido a un mal uso.

 

Créditos fotográficos: olm26250

 

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