Estrategias para la toma de decisiones empresariales

Muchas veces damos por hecho que los directivos, gerentes y altos responsables de una empresa toman decisiones de forma natural. Sin embargo, hay que estar en su papel pasa saber lo difícil que resulta todo aquello. La toma de decisiones empresariales es mucho más compleja de lo que imaginamos.

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Toma de decisiones: cualidades de todo director

No todos estamos hechos para tomar decisiones, y menos cuando estas involucran a las personas de nuestro entorno. Este es, en gran parte, el reto al que se enfrenta cualquier director de empresas o Project Manager en su día a día.

Si bien en este proceso no solo influyen elementos como la estructura de la empresa, el tipo de personal, el número de trabajadores y el clima laboral, es claro que la toma de decisiones depende sobre todo de la actitud de cada persona.

El estilo de liderazgo, la habilidad para motivar a sus equipos, la perspectiva global de la empresa, la capacidad de respuesta ante los retos y el talento para anticiparse a lo que pueda acontecer son algunas de las cualidades que se le exige a un profesional de la dirección que deba tomar decisiones.

 

Estrategias más habituales para la toma de decisiones

Existen mil y una estrategias que puedes poner en práctica si tu idea es especializarte en la toma de decisiones. Echa un vistazo a algunas de las más habituales:

  1. Examina el panorama que tienes delante:

La perspectiva general es una estrategia que nunca falla. Un buen director de empresas nunca toma decisiones cuando está imbuido en el presente; todo lo contrario, se aleja momentáneamente de los hechos para saber qué es lo que más le conviene a él y a los suyos. Las mejores decisiones se toman cuando eres capaz de ver todo de forma global e integral.

  1. Consulta información opuesta:

Lo más habitual es que busquemos opiniones e información que validen la tesis que ya tenemos en mente y que pronto se convertirá en una decisión. Pues bien, harías bien en consultar información opuesta o que al menos no coincida del todo con tu tesis. Aunque luego no cambies de opinión, al menos tendrás en cuenta otra visión de las circunstancias.

  1. Consulta a sus colaboradores:

Sí, es cierto que la toma de decisiones depende de ti y que debes ser el principal responsable de ellas. Sin embargo, siempre puedes consultar a las personas que te rodean y pedir su opinión sobre lo que tienes planificado. Y si eres partidario de los climas participativos, puedes incluso realizar sesiones de lluvia de ideas.

  1. Ten siempre un plan B (o C):

Las decisiones solo se deben tomar cuando tenemos certeza casi absoluta de su eficacia. No obstante, nunca está de más contar con un plan B o C que pueda amortiguar nuestra situación en caso de que la estrategia principal no funcione. Los planes de este tipo suelen ser circunstanciales, es decir, que se aplican de forma temporal hasta que se restablece la situación inicial.

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