¿Ejerces un estilo de liderazgo situacional?

Cualquier tarea o proceso que emprendamos tiende al cambio. Nunca regresamos del todo al punto de partida. Nos echamos a andar y ya somos otros.

Definido como el modelo más completo de todos los que se conocen hasta el momento, el liderazgo situacional ofrece justamente la posibilidad de adoptar modelos de gestión según las necesidades de cada momento. O dicho en otras palabras: se trata de un líder que es varios líderes al mismo tiempo.

Polifacético y con una alta capacidad de adaptación, el líder situacional sabe aplicar los conceptos esenciales de cada uno de los modelos de liderazgo y los conjuga en dosis que guardan un óptimo equilibrio: autoridad, participación, carisma y autocrítica. La idea es aplicar cada uno de ellos cuando el proceso lo requiera.

Kenneth Blanchard, uno de los teóricos que más ha explorado este modelo, define a los líderes situacionales como aquellas personas capaces de asumir cuatro roles básicos en la gestión de una tarea concreta.

a) Asesoramiento. Ser un referente para los demás en las labores que se desarrollan. Es decir, orientar y sacar lo mejor de cada miembro del grupo.

b) Supervisión. Estar atento a la evolución del proceso en cada una de sus fases. Esto se logra con un alto grado de atención y análisis. Además, el líder debe saber responder con prontitud a los desafíos del proceso.

c) Control. Tener una visión global del proceso significa tomar las mejores decisiones en cada momento. Recordemos, cada fase es diferente en sí misma.

d) Delegación. Saber quién puede realizar determinadas tareas del proceso y cuál es el momento más indicado para ello. Un líder situacional solventa situaciones concretas sacando lo mejor de cada una de las personas que tiene a cargo.


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Características del líder situacional. ¿Cómo reconocerlo?

Es cierto que todos los líderes son, de algún modo, líderes situacionales. Los procesos nunca son constantes y en sus diversas fases es necesario aplicar decisiones que pueden ser de corte autoritario, burocrático, democrático o participativo.

La diferencia reside en que el líder situacional «sabe» que lo es: es consciente de que su función implica un cambio constante en la forma de gestionar los procesos. Repasemos algunas de sus principales características.

  • Polifacéticos. Es una persona capaz de asumir cambios de rol sin que ello signifique un problema para el proceso. Cuando se carece de esta facultad, los líderes de proyectos suelen recurrir a asesores o cargos intermedios.
  • Visión estructural. No puede ser de otra manera: para saber cómo actuar en cada circunstancia, es fundamental tener una visión global de los procesos. Este tipo de líder conoce a la perfección cada parte de los proyectos que encabeza, así como las tareas que tengan un grado de aportación bajo, medio o alto.
  • Multidisciplinares. Esto quiere decir que sus conocimientos no se limitan al área en la que opera diariamente. Es inquieto, hábil, curioso. En su rol de líder, es común que ponga en práctica conocimientos provenientes de otras disciplinas como la psicología,  la economía, las artes, entre otras.
  • Adaptabilidad. El líder situacional sabe afrontar cada una de las fases del proyecto porque lo conoce a la perfección. De hecho, sabe qué tipo de gestión es la más adecuada en cada momento. Ahí reside su principal talento y habilidad.

 

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