Cambio de trabajo ¿deseado o no deseado?
A lo largo de la vida, se producen eventos significativos que nos hacen revisar nuestros valores, nuestra imagen personal y nuestra relación con los demás. Uno de estos eventos es un cambio de trabajo. A la hora de enfrentarse a un cambio laboral, la primera cuestión a tener en cuenta es si este cambio es deseado o no deseado.
La situación es muy diferente para las personas que han sido despedidas y por tanto necesitan cambiar de empleo frente a las personas que cambian de empleo como parte de un proceso reflexivo en el que descubren que lo que hacen no les satisface y de alguna manera quieren cambiar de vida.
Periodo de transición
En el primer caso, cuando es un cambio de empleo no deseado, a toda la dificultad que pueda plantear el propio cambio de empleo se le añade la conmoción y el duelo, tal como lo denominan los expertos. Se refieren al impacto emocional que tiene un periodo de transición. Aparece todo un patrón en el que la persona va pasando por diferentes fases al principio de bloqueo, después de negación de la realidad, después de superación, etc. Este periodo de transición también sucede cuando el cambio es deseado, pero como la motivación es tan fuerte en estos casos, no se manifiesta con tanta intensidad.
Según han estudiado Adams, Hayes y Hopson el proceso de transición se compone de las siguientes fases:
- Inmovilización: se trata de una fase de conmoción completamente normal, que sucede cuando se sufre el impacto de ser despedido, en la que la persona se encuentra desbordada por el evento, ya sea positivo o negativo. Se muestra incrédula, incapaz de comprender las dimensiones y las consecuencias que tiene para ella el cambio de trabajo.
- Minimización: tras la fase de inmovilización se produce una especie de euforia o desesperación, en la que la persona niega lo sucedido y el impacto que tiene para ella. La frase típica que se repite en este momento es “no pasa nada”. La persona pretende continuar en la normalidad como si no hubiera sucedido el despido.
- Dudas: conforme se van manifestando las repercusiones de esa pérdida de empleo, la persona duda sobre si va a tener capacidad para superarlo. Este momento evoluciona de distintas maneras. Puede prolongarse en el tiempo, puede sufrirse un bloqueo, sufrir una depresión o manifestar miedo a la pérdida de control de la propia vida.
- Aceptación de la realidad: fase en la que la persona entiende que volver al pasado es poco realista. Asume que ha habido un cambio de escenario y en consecuencia un nuevo futuro que quizá no estaba previsto. Hay que abandonar el pasado. Aquí pueden dominar las emociones de resignación y ansiedad por la incertidumbre de lo que está por llegar.
- Experimentación: se trata de un momento en el que se ensayan nuevos comportamientos, nuevas actitudes, nuevas identidades… El estado de ánimo mejora, aunque pueden volver las dudas y la inseguridad.
- Búsqueda de sentido: la persona intenta darle una explicación a todo lo que ha sucedido, se construye su propio relato, intenta mostrar una coherencia y encontrar lecciones de la experiencia para aplicar a posibles escenarios futuros de transición.
En cualquier caso, se trate de un despido o de un cambio laboral voluntario, es importante conocer estas fases e identificarlas en el momento en el que estén sucediendo.
Fuente imagen: Flickr/Yuri Samoilov Photo
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