Trabajo en equipo y motivación: estrategias
Toda empresa, en tanto institución u organización conformada por uno o varios grupos de personas, debe tener claras sus estrategias en materia de motivación. Este concepto se entiende como el conjunto de metodologías o procedimientos para la consecución de determinados objetivos o metas. Incluso, algunos expertos en Empowerment van más allá y afirman que es un factor clave para la eficacia empresarial y la permanencia de las compañías en el mercado.
Su aparición en el engranaje institucional se produjo con la ampliación de conceptos como la gestión del talento y los recursos humanos, los cuales empezaron a cobrar relevancia con la internacionalización de los mercados y los cambios sociales y culturales que supuso la irrupción de los avances tecnológicos.
Actualmente, un buen número de compañías, con independencia del sector al que pertenezcan, llevan a cabo distintas metodologías para favorecer los climas laborales y estimular las habilidades de sus empleados en pro de la consecución de objetivos. Este proceso, si bien debe empezar desde lo individual, es necesario que se extienda a los intereses comunes de un grupo en concreto. La clave parece estar en resaltar aquello que es compartido por todos los miembros.
Tipos de motivación empresarial
Las estrategias de motivación empresarial pueden ir en dos direcciones:
a) Qué motiva a un grupo de personas en concreto;
b) Cómo se motiva a ese grupo.
En el primer caso, es indispensable conocer de cerca las aptitudes, habilidades, necesidades y demás características de los integrantes de un grupo, de modo que el líder empresarial pueda determinar cuáles son los elementos que resultan más estimulantes a la hora de la ejecución de las labores. Esta actividad, como es obvio, también demanda un seguimiento personalizado y una extracción de aquellos intereses que resulten comunes a todos.
Una vez hecho esto último, el líder de grupo poseerá información significativa para poner en marcha las estrategias de motivación más acordes con la circunstancia. Estas estrategias, por tanto, irán de la mano con los intereses de los trabajadores. El nivel de implicación de un grupo no será el mismo si se le imponen estrategias que si, por el contrario, son los propios integrantes quienes las sugieren.
Se llega así, pues, al término de «trabajo en equipo», que no consiste sólo en la ejecución de una serie de labores conjuntas y coordinadas, sino que actualmente adquiere una connotación más amplia. Se trata de la comprensión de toda una filosofía organizacional que permita, por un lado, un alto grado de identificación de los empleados con la empresa y, por otro, la optimización de las habilidades de los mismos en pro de la consecución de las metas trazadas.
Estrategias para una motivación eficaz
Diversos factores intervienen a la hora de definir una estrategia de motivación empresarial. Quizá la primera y más importante sea la definición clara y detallada de las metas a alcanzar, un elemento que el equipo de trabajo debe tener en mente desde el inicio del proceso.
También son indispensables el trazado de los tiempos para la consecución de la tarea y la definición de liderazgos y roles dentro del grupo, algo que debe realizarse siempre en un ambiente democrático y que invite al consenso y al intercambio de propuestas. Las jerarquías deben ser lo más flexibles que se pueda, de modo que ninguno de los canales de comunicación carezca de fluidez. Las habilidades directivas serán determinantes para la motivación del grupo.
Igualmente, el directivo debe centrar sus esfuerzos en la creación de un clima laboral adecuado, que facilite la disposición a la colaboración y al intercambio de conocimientos y destrezas. Ello fortalecerá el espíritu colectivista de sus empleados y, por ende, se verá reflejado en el nivel de producción de la empresa.
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