Persona proactiva: ¿suficiente para emprender?

Según un informe del Journal of Small Business Management, en la Universidad de Notre Dame se condujo un estudio que relacionaba una persona proactiva con un perfil emprendedor.

En la investigación se trabajó con una muestra de 181 estudiantes, llegándose a la conclusión de que las intenciones empresariales se relacionaban significativamente con el género, la educación, tener un padre o madre emprendedores y poseer una personalidad proactiva.

 

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La asociación más fuerte se encontró entre las intenciones empresariales y la escala a la que se llegaba como persona proactiva.

 

¿Por qué tiene más posibilidades de lanzarse al emprendimiento una persona proactiva?

El análisis de regresión jerárquica que se practicó en el estudio mostró que la proactividad explicaba una variación incremental significativa en las intenciones empresariales. Iba más allá de lo explicado por las otras variables.

No se trata de un descubrimiento nuevo. De hecho, hace algunas décadas que Gartner identificó ocho aspectos que caracterizan los principales problemas del emprendimiento. Uno de ellos se centraba en el emprendedor como individuo y la noción de que el emprendimiento involucra a individuos con características y habilidades de personalidad únicas.

Dentro de su dominio de la investigación, se ha encontrado que hay cinco atributos coexisten constantemente con el espíritu empresarial:

  1. Necesidad de logro.
  2. Locus de control.
  3. Propensión a asumir riesgos.
  4. Tolerancia a la ambigüedad
  5. Afán de conseguir el mayor número de objetivos en el menor plazo de tiempo posible.

¿Pero dónde se menciona a la persona proactiva?

La escala de personalidad proactiva mide una disposición personal hacia el comportamiento proactivo, una idea que intuitivamente parece estar relacionada con el emprendimiento (Crant, 1996).

Existe un componente proactivo del comportamiento organizacional que varía entre individuos. Algunos lo tienen en mayor grado y otros en menor medida.

Los primeros son los que presentan una personalidad proactiva y tienen una disposición personal hacia este tipo de comportamiento. Estos individuos están relativamente liberados de fuerzas situacionales y tienen el potencial de impulsar el cambio ambiental.

La persona proactiva:

  • Identifica oportunidades y actúa sobre ellas.
  • Muestra iniciativa, actúa y persevera hasta lograr un cambio significativo.

Por el contrario, las personas que no son proactivas exhiben los patrones opuestos: no identifican, y mucho menos aprovechan, las oportunidades para cambiar las cosas.

La proactividad difiere fundamentalmente de los rasgos afectivos como el bienestar y de los rasgos cognitivos como el locus de control. La disposición proactiva es una tendencia a iniciar y mantener acciones que alteran directamente el entorno circundante. Se trata de un rasgo instrumental, pues forma parte de una clase de comportamientos que impactan en el entorno. Una persona proactiva puede llegar a ser responsable de crear su propio entorno, cambiando intencional y directamente sus circunstancias presentes.

Una persona proactiva puede sentirse atraída por carreras empresariales y está comprobado que la escala de personalidad proactiva puede tener implicaciones en la elección vocacional de los estudios y el emprendimiento, en particular.

Hay que tener claro que no basta con ser una persona proactiva. Para emprender con garantías, además de la motivación, la decisión y el empuje, es conveniente contar con el respaldo que ofrece una buena formación. El pilar sobre el que construir cualquier proyecto.

Créditos fotográficos: Blue Planet Studio

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