Liderazgo y gestión del conocimiento: jugar a ganar

En un mercado cada vez más competitivo, global y marcado por las tecnologías digitales, resulta imprescindible que las organizaciones determinen cómo se genera el conocimiento dentro de sus estructuras y cuáles son las mejores estrategias para promoverlo. No hay mejor conocimiento que el que ya se tiene; el secreto reside en descubrirlo a tiempo y saber aplicarlo.

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Por «conocimiento» entendemos todos aquellos valores que pueden ser útiles a las empresas en sus objetivos de posicionamiento y aumento de beneficios.

Generalmente, los nuevos conocimientos de una organización surgen en los individuos que hacen parte de ésta, sea cual sea el nivel que ocupen, y es labor del líder o gerente saber reconocerlos y encontrar metodologías eficaces para difundirlos. Entre más extendido esté el conocimiento, mayor será su repercusión.

Nonaka y Takeuchi, teóricos de la gestión del conocimiento, aseguran que las nuevas ideas sólo adquieren valor en la medida en que trascienden la esfera individual y se extienden al resto de la estructura corporativa de una compañía.

De ahí que, como todo proceso, en la gestión del conocimiento puedan identificarse varias etapas para transformar una idea aislada en un concepto más amplio.

  • Creación: en esta fase, los miembros de la organización crean nuevos conocimientos a través de la  intuición o la interacción con otros sujetos de la compañía. En cualquier caso, la creación implica exploración, cuestionamiento constante y una dosis de arrojo.
  • Difusión: tras la aparición de las nuevas ideas, el siguiente paso es compartirlas con el resto de individuos de la estructura. Sólo en ese momento el nuevo conocimiento adquiere verdadera importancia. En este punto juega un papel determinante el líder de la compañía, quien debe poseer la habilidad necesaria para identificar el conocimiento, valorarlo como es debido y difundirlo.
  • Aplicación: reconocida y extendida a lo largo de la estructura de la organización, la nueva idea debe ser llevada a la práctica por los altos directivos de la compañía. En la mayoría de los casos, los conocimientos se traducen en estrategias de gestión interna o en la generación de nuevos productos y servicios.

 

 

El papel del líder corporativo. ¿Cómo canalizar la gestión?

Teniendo en cuenta lo anterior, está claro que la labor del líder empresarial consiste en crear las condiciones necesarias para que el conocimiento fluya con facilidad entre los distintos niveles de una compañía y pueda llevarse a la práctica.

Sin embargo, las necesidades varían en cada caso. Un buen líder debe saber reconocer cuáles son las mejores estrategias de gestión del conocimiento. Repasemos algunas de las más empleadas en la actualidad.

  • Gestión de competencia.

Este método asegura un seguimiento y etiquetado continuos de las habilidades de los empleados. El objetivo es reconocer sus principales fortalezas.

  • Base de datos:

Es una de las estrategias más empleadas en la actualidad. Son, básicamente, listas de información reunida sobre los empleados.

  • Maestro-aprendiz:

Esta estrategia parte del reconocimiento de la experiencia de los altos directivos o los trabajadores con varios años de labores. Los nuevos empleados aprenden bajo su tutela. Llegado un momento, el aprendiz debe abandonar su papel y asumir solo sus responsabilidades en la compañía.

  • Estrategia de atracción:

Bajo esta estrategia, la compañía acepta la intervención de personas externas a la estructura para mejorar algunas de sus áreas. Es muy propia de las situaciones de crisis o cuando las organizaciones se plantean un cambio en su estructura.

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