Liderazgo participativo, clave para el éxito

El siglo XX se caracterizó por modelos de liderazgo y gestión basados en la autoridad, la rigidez, las restricciones y las posturas férreas.

Aunque ahora nos parezcan caducas y extemporáneas, durante varias décadas fue la mejor manera de garantizar resultados eficaces en las empresas, tanto si su actividad comercial estaba basada en altos ciclos de producción como sus objetivos eran otros.

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Sin embargo, en el nuevo escenario laboral y comercial esto ha cambiado. El liderazgo empresarial se ejerce de distintas maneras, todas ellas orientadas a una visión más aperturista, flexible y cercana a los colaboradores.

De hecho, muchos especialistas en la materia coinciden en que el futuro de la gestión de empresas pasa por adoptar modelos de liderazgo participativo, es decir, aquellos que se caracterizan por escuchar orientar y acompañar a los grupos de trabajo en sus distintas obligaciones, funciones, objetivos y expectativas.

 

¿De dónde viene el liderazgo participativo?

Si bien es cierto que desde inicios de la década del 90 ya se esbozaban los cambios que ahora percibimos con naturalidad en la gestión empresarial, el liderazgo participativo se le debe sobre todo a la generación de los millennials, aquellos nacidos entre 1981 y 1995 y que en los últimos años han asumido el recambio generacional en la dirección, gerencia y cargos similares en las organizaciones.

Han sido ellos quienes, tomando como referencia los cambios sociales y culturales a los que hemos asistido en las últimas décadas, han cuestionado las maneras tradicionales de gestionar y conducir las empresas.

Por ejemplo, han otorgado más valor al factor humano en las organizaciones con el fin de optimizar los índices de productividad, rendimiento, bienestar laboral y, claro, los datos globales de operación y funcionamiento.

 

Liderazgo participativo: características y valores

Ahora bien, cuando hablamos de liderazgo participativo, ¿qué significa concretamente la participación en un modelo directivo? ¿Cuáles son sus valores, acciones o límites?

  • Orientación y acompañamiento:

El liderazgo participativo no sólo consiste en dar voz a todos. También escucha, orienta y señala el camino a los colaboradores para que éstos alcancen sus objetivos, que son, recordemos, también los de las empresas.

  • Comprensión:

Es un liderazgo que no señala, reprueba o castiga. Estas son opciones que se deben evitar por todos los medios. Lo ideal es comprender al otro, ponerse en su lugar, y entender las razones de por qué actúa como actúa.

  • Interacción:

Ahora bien, la participación no se agota en el hecho de que todos puedan expresar su opinión. La clave está en que todas esas voces puedan articularse en soluciones, objetivos o discursos útiles para los grupos de trabajo y, claro, para las empresas.

  • Apoyo y consuelo:

Son dos de las novedades de este modelo: apoyar a los colaboradores y, cuando sea necesario, consolarles y darles ánimo para que sigan adelante.

 

Por último, conviene dejar claro que la llegada del liderazgo participativo al escenario actual no supone la desaparición de modelos más rígidos o autoritarios. Éstos sí que se pueden seguir aplicando, aunque en coyunturas puntuales o específicas, por ejemplo en situaciones en las que haya poco margen de acción y urjan los resultados inmediatos.

 

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