Liderazgo laissez faire, ¿quién tiene el mando?

Los modelos de liderazgo tradicionales siempre se han basado en la autoridad como elemento indispensable para la realización de las tareas previstas. Algunos la enfocan en una sola persona y otros la delegan parcialmente en varias. Sin embargo, ¿qué es lo que sucede con el liderazgo laissez faire? ¿Tiene algo que ver esto con su prestigio?

 

¿Cuáles son las características del liderazgo laissez faire?

El laissez faire no es el estilo de liderazgo más conocido, pero sí que es uno de los que más acogida, protagonismo y utilidad ha demostrado en ciertos sectores de la gestión empresarial, especialmente los más liberales.

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Se trata de una modalidad de liderazgo que se caracteriza porque la figura directiva prácticamente desaparece de escena. A su vez, son los miembros de los equipos de trabajo quienes toman las riendas de los procesos y se encargan, entre otras cosas, de la toma de decisiones; es decir, son quienes tienen el mando.

Si el líder queda relegado a un segundo plano, no es porque carezca de la autoridad de mando necesaria como para asumir dicha faceta. Todo lo contrario, ese rol lo asume de manera intencional para que sean sus colaboradores quienes participen activamente en la configuración, coordinación y ejecución de los procesos.

De hecho, su figura solo será necesaria si los propios colaboradores se lo piden, como por ejemplo en situaciones de crisis o emergencias que no sepan gestionar por sí solos.

Quizá parte del éxito del liderazgo laissez faire se deba a la actual coyuntura, donde cada vez más empresas apuestan por ambientes poco jerarquizados, participativos, democráticos y con una mínima dosis de autoridad.

 

Valores y prácticas propias del liderazgo laissez faire

Si tuviéramos que reunir una serie de valores y principios que distinguen al liderazgo laissez faire de otros modelos de dirección de equipos, una eventual selección de ellos sería más o menos como la que te proponemos a continuación:

  • Neutralidad del líder con respecto a sus colaboradores, sobre quienes apenas opina o emite juicios. No es su labor hacerlo; lo suyo es coordinar desde una cierta distancia que todo salga dentro de lo previsto.
  • Autonomía de los miembros de los equipos y de las empresas en general, pues éstas no están sujetas a la presencia de sus directivos para poder funcionar como es debido; lo hacen por sí solas y como parte de una mecánica adquirida.
  • Responsabilidad de los colaboradores con respecto a sus funciones, pues no tienen jefes ni supervisores inmediatos que les estén presionando por aspectos como los horarios o la calidad de las tareas. Ellos mismos valoran lo que hacen y tratan de mejorarlo y dar lo mejor de sí mismos.
  • Participación, igualdad y compromiso de los colaboradores, quienes se sienten parte de un ambiente donde opinión es tenida en cuenta y donde la categorización o las jerarquías no limitan la capacidad creativa ni la implicación en las tareas. De hecho, como el terreno es propicio para el intercambio de ideas y la interacción, es un modelo que además fomenta el compromiso.

 

El liderazgo laissez faire es una excelente alternativa para los ambientes empresariales abiertos, sin barreras ni jerarquías, y donde primen valores como la participación de todos sus miembros, la interacción y la toma conjunta de decisiones.

 

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