Liderazgo femenino, la alternativa empresarial
Uno de los temas empresariales de mayor actualidad es el de la gerencia femenina. Con el paso de los años, las mujeres han empezado a abrirse camino en las altas esferas de dirección hasta convertirse en una alternativa más.
Para el teórico y escritor estadounidense Tom Peters, el liderazgo femenino aplicado a las empresas es un factor determinante. Según él, en muchos casos significa un respiro para los modelos tradicionales de gestión de las instituciones y puede llegar, incluso, a cubrir un vacío dentro de los esquemas corporativos.
Pero en este punto vale la pena preguntarse: ¿son las mujeres realmente distintas a los hombres en temas de gerencia? Y si lo son, ¿qué habilidades específicas las distinguen? ¿Cuál es su mayor aporte a las compañías?
Si quieres empezar a aplicar el liderazgo transformacional, te enseñamos cómo en nuestra guía: ¿Qué es el liderazgo transformacional y cómo desarrollarlo dentro de tu empresa?
Características de la gestión femenina
Los altos cargos de las compañías e instituciones han estado reservados a los hombres durante mucho tiempo. La presencia femenina en ellos es algo relativamente nuevo. Y aunque aún falta mucho para que pueda hablarse de una igualdad en estos términos, lo cierto es que la dirigencia femenina destaca por méritos propios.
Para empezar, hombres y mujeres no son tan distintos como se piensa. Cuando ocupan cargos directivos, poseen las mismas capacidades laborales sobre gestión del talento, dirección de equipos, planificación, entre otros.
Sin embargo, la primera diferencia la encontramos en la obtención de resultados. Para la mujer, que por lo general se comporta de forma más amable y empática, resulta muy importante la promoción de ambientes democráticos y participativos. Por el contrario, el hombre suele ser mucho más competitivo e independiente en el momento de tomar una decisión o ejercer algún modelo de liderazgo empresarial.
De otro lado, las decisiones de la mujer suelen proyectarse a un mediano o largo plazo, mientras los hombres son, por lo general, más partidarios de lo inmediato. Esto se nota sobre todo en la gestión de recursos.
Además, mientras los hombres casi siempre realizan una intervención directa sobre los asuntos que les competen, la mujer lo hace de forma más tentativa, a veces sin llamar la atención y con un mayor grado de sensibilidad hacia las situaciones, las relaciones de tipo interpersonal y las eventuales soluciones que se requieran.
Liderazgo incluyente. ¿De qué estamos hablando?
Un estudio realizado por la Princeton’s Caliper Foundation, en el que tomó parte más de un centenar de mujeres ejecutivas y líderes empresariales, señaló que el principal rasgo distintivo de las mujeres cuando ocupan cargos de gestión y administración es su estilo de liderazgo, el cual fue definido como inclusivo.
Según esto, las mujeres son más propensas que los hombres a tomar decisiones de alto rango basándose en prácticas como la promoción de la autoestima, la comunicación y la participación de sus colaboradores. Otras características de este modelo son:
- Trabajo en equipo: las mujeres suelen buscar apoyo en grupos fuertes y con un alto nivel de competencia.
- Asertividad: el liderazgo femenino es más partidario de un convencimiento basado en la asertividad y no tanto en la autoridad.
- Simultaneidad: la mujer acostumbra desenvolverse con relativa facilidad en escenarios en los que deba realizar o supervisar varias tareas a la vez.
- Negociación: la conciliación es una de sus principales características, al igual que una mayor facilidad para influir en los otros.
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