Errores más habituales al cambiar de trabajo
De la cantidad de errores que se pueden cometer a la hora de iniciar un proceso de cambio de empleo, hay cinco que merece la pena destacar por ser especialmente habituales y difíciles de reconocer:
- Gestionar las expectativas de forma poco realista: suelen ser errores que tienen relación con aspirar a posiciones en las que no se tiene realmente el perfil. Para ser contratado para un puesto, previamente se debe demostrar que se poseen las capacidades y conocimientos para desarrollarlo eficazmente. Las empresas quieren apuestas seguras, por lo que si no estamos bien preparados para un puesto, siempre habrá alguien mejor valorado que nosotros durante el proceso, lo que hará que nos descarten y provocará nuestra frustración. No se trata de no soñar, sino de preparar el campo para que el sueño pueda cumplirse en realidad.
- Agarrarse al pasado: especialmente en el caso de profesionales que estaban satisfechos con su trabajo pero que han sido despedidos. Suelen iniciar el tránsito buscando un empleo exactamente igual al que se ha perdido, lo cual les resultará imposible de lograr. Se encontrarán escenarios similares pero que tendrán diferencias a las que deberán adaptarse en su nueva situación profesional.
- Tener un exceso de optimismo: pensar que va a ser fácil porque tenemos a nuestro alrededor casos en los que lo ha sido puede llevarnos a errores de cálculo, en los que estimemos que vamos a estar en situación de desempleo menos tiempo del que se cumplirá en realidad. Esto es peligroso, pues costituye un disparador de la frustración y de otros problemas más serios como ansiedad o falta de confianza.
- Delegar la propia responsabilidad en el proceso: es también habitual pensar que todo está en mano de los intermediarios. Personas que delegan la responsabilidad en un headhunter o en la oficina pública de empleo. Éstos son medios, herramientas, pero la responsabilidad de la búsqueda de empleo recae siempre en la persona, no en la empresa de selección.
- Mostrar falta de humildad a la hora de considerar nuestra situación: conduce a pensar que no necesitamos hacer nada para mejorar la empleabilidad. Las personas que caen en este error no aprovechan el periodo de desempleo para actualizarse, mejorar el perfil, aprender idiomas, por lo que no aumentan sus posibilidades de encontrar un trabajo mejor cualificado o en menor tiempo. Para cambiar de empleo hay que cambiar también como persona y mejorar muchas cosas, con lo que esa reflexión sobre cómo se puede mejorar siempre ha de producirse.
Fuente imagen: Flickr/Alex
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