Crowdfunding: origen y beneficios
La consolidación de Internet y el avance de las nuevas tecnologías han revolucionado las formas de financiación de proyectos. Nuevas herramientas, nuevos métodos y vías de acceso a créditos y contribuciones han surgido a partir de la interacción de usuarios en las plataformas digitales.
Hasta hace relativamente poco, las opciones que tenía un emprendedor para financiar su idea de negocio pasaban por la solicitud de créditos a las entidades bancarias o los préstamos y las contribuciones de sus círculos más cercanos.
Estas opciones siguen existiendo en la actualidad, aunque a ellas se han sumado una serie de opciones como el llamado «crowdfunding», que ha supuesto una verdadera revolución cuando se financiar proyectos se trata.
El origen del término: «multitud» y «financiación»
En distintos momentos de la historia, es posible identificar ejemplos de proyectos que han sido financiados de forma conjunta, desde guerras de dominación hasta estudios, descubrimientos y distintas manifestaciones artísticas.
Sin embargo, el crowdfunding no puede entenderse sin la expansión de Internet que ha tenido lugar en las últimas dos décadas. Ha sido su principal vehículo de difusión desde que los teóricos Jeff Howe y Mark Robinson acuñaran por primera vez el término, en el año 2008, tras la publicación de su libro The Rise of Crowdfunding.
En realidad, se trata de la fusión de los vocablos anglosajones «crowd» (traducido al español como multitud) y «funding» (financiación), que cobró protagonismo a partir de 2009, cuando aparecieron las primeras plataformas que ofrecían la posibilidad de financiar proyectos de forma conjunta.
Desde entonces, dichas plataformas han proliferado a lo largo y ancho del mundo y numerosos proyectos han recibido la financiación de terceros sin que esto suponga grandes compromisos crediticios o de propiedad. Tanto es así, que en la actualidad hay algunos países que han avanzado en legislaciones específicas.
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Algunas ventajas de la financiación conjunta
Tras siete años de existencia, el concepto de crowdfunding no deja de evolucionar. A día de hoy, se conocen cinco modalidades básicas:
- Donaciones: aportes que no esperan beneficios a cambio.
- Recompensas: aportes que reciben una contribución de los beneficios.
- Acciones: aportes que se intercambian por grados de participación.
- Préstamos: dinero a cambio de un tipo de interés.
- Royalties: cuando la recompensa por los aportes es simbólica.
Lo anterior nos da una idea de los beneficios que supone este método de financiación para emprendedores, investigadores, gestores de proyectos y cualquier persona que desee llevar a cabo alguna iniciativa innovadora y con un cierto grado de repercusión en el entorno en el que se desarrolla.
Por supuesto, el listado de ventajas lo encabezan la flexibilidad de la herramienta y las opciones que tienen los proyectos de llegar a múltiples mercados o públicos. Además de éstas, también podemos mencionar los siguientes beneficios:
- Financiación de manera rápida y fácil.
- Las recompensas pueden ser de diverso tipo, no sólo económicas.
- Se evitan compromisos crediticios con los bancos.
- Es posible iniciar proyectos con cantidades muy pequeñas.
- Las plataformas de crowdfunding sólo cobran un pequeño monto.
- Si el dinero no se invierte, se devuelve a los financiadores.
- Impulsa la creatividad de los promotores de los proyectos.
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