Liderazgo empresarial: 6 estrategias y tips para fomentarlo

El liderazgo empresarial no se ejerce por sí solo. Además de una persona con ciertas características y habilidades, hacen falta estrategias para darle forma y acondicionarlo a las necesidades de cada organización.

Por lo general, las estrategias de liderazgo se moldean a la largo de los años y se basan en la experiencia de quienes las llevan a cabo. No es lo mismo un líder con diez años de experiencia que otro con sólo unos meses. Incluso, es distinto ponerse al frente de una multinacional consolidada que de un negocio que da sus primeros pasos.

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La formación también influye. Las escuelas de negocios del mundo entero hacen gran énfasis en la necesidad de desarrollar esta habilidad para garantizar una buena gestión y administración de las empresas. El sustento de esta necesidad es más que sólido: sin líderes no existirían las organizaciones.

Existen muchos líderes, pero no todos con el mismo grado de eficacia e influencia. La diferencia entre unos y otros está en las decisiones que tomen a la hora de desempeñar su papel y en cómo se relacionen con sus equipos de trabajo.

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¿Qué es un líder?

Todo el mundo sabe qué es el liderazgo, pero pocas personas pueden explicar lo que realmente significa. Crear una definición coherente dentro de la organización es un paso crucial para desarrollar futuros líderes, manteniendo la unidad y un fuerte enfoque de liderazgo.

El liderazgo como función gerencial ya no se limita a los altos funcionarios. Existen diferentes tipos de líder en los entornos laborales, procedentes de rangos y áreas muy distintas. Cada uno tiene su propio estilo de liderazgo, algunos lo adaptan dependiendo de la tarea a realizar y los objetivos por alcanzar. Es solo la cultura y las metas de una organización lo que determina qué tipo de liderazgo se adapta a la empresa.

Algunos definen el liderazgo como tener visión para los negocios, establecer una misión o lograr metas para una empresa. Otras personas se enfocan en cualidades humanas como la empatía, la humildad o la diversidad. Cada respuesta es diferente, pero todas son correctas. Cada líder tiene su propia definición personal de liderazgo, que influye en cómo lideran y en la cultura y dirección de su empresa. La definición de liderazgo también puede cambiar a medida que cambian los propios líderes.

Entonces, ¿quién es un líder? Ha habido innumerables personas a lo largo de la historia que dirigieron a la gente, pero fueron inhumanas y destructivas. ¿Eso todavía los convierte en líderes? Puede que no, ya que un líder es alguien que hace más que simplemente dirigir a las personas. Deben estar impulsados ​​por la motivación adecuada y tener un impacto positivo en quienes les rodean.

Un líder es alguien que puede ver cómo se pueden mejorar las cosas y que anima a las personas a avanzar hacia esa mejor visión. Los líderes pueden trabajar para hacer realidad su visión poniendo a las personas primero.

No basta con ser capaz de motivar; los líderes deben ser empáticos y conectarse con los miembros de sus equipos para tener éxito.

Estilos de liderazgo empresarial

En las últimas décadas, las nuevas teorías empresariales destacan la necesidad de la existencia de líderes que gestionen las empresas, frente a la idea tradicional de gerente, jefe  o empresario. Estas teorías  hacen hincapié en que liderazgo y gerencia no siempre son sinónimos y señalan las diferencias existentes entre  ambos, destacando la figura del líder y los beneficios que entraña para la empresa frente al resto de perfiles.

Para este tipo de enfoques un verdadero líder debe reunir una serie de habilidades que promuevan el cambio empresarial y la motivación del equipo. Consideran al verdadero líder como aquel que sabe escuchar y comunicar, que tiene carisma, que piensa en el bien común, busca soluciones y no tiene miedo a arriesgar. Esta visión provoca que otras figuras, consideras también como líderes bajo otras concepciones,  sean descartadas y no tenidas en cuenta.

Lo cierto es que existen muchos estilos de liderazgos, unos más respetados y estimados, y otros, quizá, más temidos, pero todos ellos reúnen las destrezas necesarias para dirigir una empresa y llevarlas al éxito.

Sin embargo, no todos los estilos de liderazgos son apropiados para todas las empresas. Cada tipo de líder reúne una serie de características concretas que les convierte en el candidato idóneo para dirigir determinados proyectos y organizaciones.

Existen diversos estilos de liderazgo, diferentes modos de ejercerlo, cada uno de ellos con unas características peculiares. El estilo de liderazgo influye en el tipo de relaciones que se establecen en el trabajo, en el ambiente laboral, además de ser un factor decisivo para la consecución de los objetivos empresariales.

Cada uno de ellos tiene sus beneficios y desventajas. Además, en función de los trabajadores y los métodos de trabajo, un determinado estilo de liderazgo puede ser más apropiado que otro. Algunos de los estilos clásicos más representativos de liderazgo son:

  • Liderazgo autocrático. A estos líderes autoritarios les gusta tener el control de todo y sentir que ellos tienen el poder. Son quienes toman las decisiones y no suelen tener en consideración las opiniones ajenas. Además, suelen recurrir a amenazas e intimidaciones para mantener su autoridad. Este tipo de conductas suele crear un clima laboral de tensión y poco participativo. No obstante, también genera un ambiente de trabajo bien organizado y permite una rápida toma de decisiones.
  • Liderazgo democrático. Para este tipo de líderes, los recursos humanos son fundamentales en la organización, y así lo hace ver. Son personas que tienen en cuenta las opiniones de los demás, por eso las valora positivamente y motiva a participar a sus trabajadores. Sin embargo, también sabe que él es el responsable final de las decisiones tomadas y de las repercusiones que tengan.  El liderazgo participativo ofrece la oportunidad de contar con un punto de vista más amplio antes de tomar decisiones, favorece la creación de grupos de trabajo sólidos e incentiva la iniciativa a nivel individual y contribuye a generar vínculos entre los integrantes del grupo. Estas sólo son algunas de las ventajas que ofrece el estilo de liderazgo más democrático, ya que el líder tiene en cuenta las opiniones del resto del grupo. Este estilo fomenta un clima laboral positivo, participativo y colaborativo, pero conlleva un tiempo para la consulta que, en ocasiones, puede ser negativo para la empresa.
  • Liderazgo “Laissez faire”. La expresión “Laissez faire” proviene del francés y significa “dejar hacer”, que es justamente lo que hace este líder, deja que sus trabajadores hagan su trabajo, sin ejercer control sobre ellos y dotándoles de responsabilidades. Su intervención es mínima, pues sólo participa cuando los trabajadores lo solicitan. Este estilo puede favorecer un clima laboral positivo, pues los trabajadores tienen libertad y se cree en sus posibilidades. Sin embargo, es probable que sin el control suficiente y sin el apoyo necesario cree conflictos.

Hoy día se habla de dos estilos de liderazgo, popularizados por James MacGregor Burns:

Liderazgo transaccional

En este caso, las relaciones que se establecen entre el líder y sus seguidores son entendidas como meras transacciones, donde se establecen recompensas y castigos para premiar las respuestas ofrecidas por el seguidor.

Liderazgo transformacional

Esta concepción de liderazgo se basa en la capacidad que posee el líder para transformar y mejorar el modo en el que los trabajadores realizan sus funciones con el objetivo de fomentar el desarrollo de la empresa. Busca un cambio positivo, nuevas iniciativas. Estos líderes inspiran a sus equipos y son claro ejemplo de su filosofía.

Se trata de uno de los tipos de líder empresarial más completos que existen. El líder transformacional tiene naturalidad y carisma, es democrático tanto a la hora de tomar decisiones como de implementarlas, confía en la autonomía de sus colaboradores y, aunque no ejerce la autoridad como el líder autocrático, sí que es consciente de cuál es su papel y de la necesidad de centralizar algunas acciones y de delegar otras. Es el tipo de líder o jefe más completo y enriquecedor que podemos encontrar.

El objetivo de esta clase de liderazgo es generar transformaciones entre los miembros del equipo de cara al futuro del proyecto. El líder transformacional es capaz de sacar lo mejor de cada profesional, sabe cómo potenciarlo al máximo y, así, es capaz de aumentar los niveles de productividad y rendimiento del conjunto de su valioso equipo humano.

Cómo desarrollar el liderazgo empresarial

Las primeras teorías sobre el liderazgo afirmaban que la capacidad para liderar era innata a la persona, que se nacía líder. Sin embargo, las teorías actuales confirman que el líder se hace y no se nace. Las habilidades personales  necesarias para ser un buen líder se pueden aprender y desarrollar. Pero ¿cómo hacerlo?

  • Autoconocimiento, clave para el éxito. Si deseas llegar a ser un buen líder, lo primero que debes hacer es conocerte a ti mismo, saber cómo eres, tus virtudes y defectos, tus capacidades y tus debilidades. Este paso fundamental te ayudará a descubrir qué aspectos debes trabajar, qué habilidades necesitas adquirir o potenciar para mejorar y convertirte en el líder que deseas ser.
    En ocasiones puede resultar positivo buscar un coach para que te ayude a conocerte, a establecer tus metas, o un mentor que te guíe, oriente y muestre cómo desarrollar tu camino.
  • Ten una actitud positiva. Esta cualidad es común entre los grandes líderes transformacionales. ¿Te imaginas a un líder que se rinde a la primera, que no cree en su empresa ni que pueda alcanzar sus objetivos? Ser y mostrarse optimista es fundamental para superar los retos diarios. Si a esta actitud se le suma el entusiasmo y la pasión por tu empresa y por tu trabajo, conseguirás contagiar a tus trabajadores de tu espíritu para trabajar unidos por un mismo objetivo.
  • Potencia tus habilidades comunicativas. Quizá sea una de las habilidades más importantes que todo líder debe desarrollar. La comunicación es clave para la efectiva actividad empresarial. Tan importante es saber hablar como escuchar. Entrena tu capacidad para la escucha activa, tus habilidades oratorias y ensaya ejercicios para practicar la asertividad.
  • Fortalece tu capacidad resolutiva. Tus habilidades para la toma de decisiones, tu capacidad de negociación, tus destrezas para la resolución de conflictos, tu eficacia para priorizar o tu talento para buscar soluciones creativas, son cualidades que tus seguidores esperan de ti. Estar dotado de estas capacidades hará que destaques como líder. Todas estas habilidades se pueden entrenar y potenciar a través de diferentes programas y se mejoran con la práctica.
  • Confía en tu equipo. La confianza en tu equipo de trabajo no sólo hará que tus trabajadores se sientan valorados, también provocará que se involucren más en la actividad empresarial. Esta confianza supone escuchar sus opiniones y tenerlas en cuenta, favorecer y potenciar su participación en el grupo de trabajo, con el fin de mejorar los procesos y alcanzar las metas de la organización. Si ofreces libertad para aportar ideas y tomar ciertas decisiones, los trabajadores se implicarán más y serán más responsables. Además, con esta actitud de respeto, favoreces el establecimiento de unas relaciones y de un clima laboral positivo y eficiente.
  • Continúa formándote a lo largo de toda tu trayectoria laboral. Para liderar eficazmente debes conocer lo que pasa en el mercado, estar al día de los últimos avances y estrategias y descubrir los nuevos métodos. La formación continua es imprescindible para que tu capacidad de liderazgo no se vea afectada.

Liderazgo empresarial: seis estrategias para ser un buen líder

El liderazgo empresarial es algo que se puede potenciar dentro de una organización. Nunca nada es definitivo; por el contrario, todo puede ser mejorado. Evolucionar hacia un modelo de liderazgo más óptimo, eficaz e influyente debe ser un objetivo permanente para los que se encuentren en estas esferas de dirección.

Las múltiples necesidades de las empresas han provocado que proliferen las estrategias para ser un buen líder. En esta lista incluimos seis:

  1. Equilibrio emocional:

Es importante aprender a tener la cabeza fría. La figura del líder energúmeno ha pasado de moda. El liderazgo no se potencia con decisiones férreas que buscan intimidar o generar temor. Por el contrario, se afianza logrando un equilibrio en las emociones que respaldan las decisiones.

  1. Motivación:

En situaciones de crisis interna o de baja productividad, los equipos necesitan más que nunca el aliento de un buen líder. Es una excelente oportunidad para potenciar esta figura e influir en los colaboradores para generar cambios.

  1. Justicia y ponderación:

El líder justo y equilibrado genera admiración en su entorno. Estas cualidades suelen ser especialmente valoradas por los equipos de trabajo, cuyas labores están en permanente evaluación y monitorización. Es el criterio y no la posición lo que debe primar en el momento de ponderar los resultados.

  1. Minimizar jerarquías:

Una estrategia que casi siempre da resultado es la de minimizar las jerarquías o rangos que existen en una estructura corporativa. Ojo, no es un llamado al caos ni mucho menos. Simplemente, se trata de entablar un trato más directo con las personas que conforman los equipos de trabajo. Entre más lejano se presente el líder, menos entidad tendrá su figura.

  1. Dar ejemplo:

El liderazgo jamás se afianzará si el líder hace exactamente lo contrario de lo que inculca en sus colaboradores. Por ejemplo, si habla de la planificación y sus ventajas, no puede acudir tarde a las reuniones. El liderazgo es una cualidad que se demuestra en día a día y en primera persona.

  1. Optimismo y realidad:

O lo que es lo mismo, trazarse metas pero sin quedarse sin brújula. ¿Quién está dispuesto a seguir a un líder que ha perdido completamente la orientación y el sentido de la oportunidad?  El liderazgo sólo se afianza si las decisiones que se tomen poseen un fuerte anclaje en la realidad y son viables.

Valores del liderazgo empresarial

Según apunta la coach ejecutiva, Marta Williams, el liderazgo se fundamenta en un valor por encima de todos: la credibilidad. Williams explica que es necesario que se sustente sobre seis piezas básicas. Toma nota:

  1. Ética: entendida como la responsabilidad de cumplir con lo que se promete y ser coherente con ello. Es uno de los valores más delicados, ya que muchos líderes tienden a olvidarlo. La ética tiene como cualidades inherentes la justicia, la integridad, la confianza y la humildad.
  2. Capacidad: tener “capacidad” implica poder dar resultados medibles. Un líder sin resultados, no será respetado y al cabo de un tiempo será sustituido por otro. Williams apunta que “un líder con capacidad siempre puede hacer lo que dice que va a hacer”, además con eficacia y resolución. Algunas de las cualidades que debe reunir el líder capaz son talento, productividad, habilidad y sobre todo, inteligencia.
  3. Valor: ha de enfrentarse a las decisiones y situaciones complicadas, demostrar capacidad de decisión y admitir sus errores. Ha de tener agallas para aceptar las críticas y modificar aquellas conductas que producen malos resultados.
  4. Consideración: la relación con el equipo de trabajo ha de ser de respeto y empatía. Todo esto se consigue adquiriendo una actitud de escucha, es decir, dedicando tiempo a los demás, atendiendo sus peticiones y valorando sus opiniones. Además, se ha de ser accesible y mostrar un compromiso con el desarrollo y crecimiento de los colaboradores.
  5. Serenidad: especialmente en momentos difíciles o ante contratiempos. Hay que saber mantener la calma, controlar las emociones y ser estable. De nada sirve perder los nervios.
  6. Convicción: el buen líder ha de creer en lo que hace. Compromiso, entrega, confianza, son todas las aptitudes que se generan cuando existe convicción. Si el líder no está convencido, ¿cómo puede estarlo su equipo? Ha de inspirarles a seguir su misma dirección.

Si reúnes todas las aptitudes que hemos mencionado, tienes capacidad suficiente para que tu liderazgo sea exitoso. Sin embargo, aún te quedan cuatro rasgos estratégicos más que deberás tener muy en cuenta para acabar de perfilarte como el mejor:

  1.  Visión estratégica y adaptación: sin duda, sin una visión estratégica no se llegará a ninguna parte. Es fundamental tenerla bien clara para que pueda aportar valor al cliente. Además, los expertos en liderazgo empresarial recomiendan tener en cuenta los peligros que amenazan la estrategia que se esté siguiendo y reconocer el momento clave para reorientarla.
  2. Valores estratégicos: los valores han de estar alineados con la estrategia y suelen ser constantes y duraderos. La visión suele evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos y diferentes estilos de liderazgo.
  3. Inversión en talento: se debe motivar y dar la oportunidad de desarrollarse a aquellos jóvenes profesionales que demuestren talento e implicación y cuyo trabajo sea brillante.
  4. Ejecución disciplinada e implacable: la manera de dirigir el proyecto ha de ser impecable y se ha de tener en cuenta el desarrollo profesional de los empleados, la asignación de los recursos, los resultados, la posición de la compañía en el ámbito global…

Teniendo en cuenta la evolución de los modelos de empresa y de gestión de proyectos, ahora mismo existe un elemento que no podemos dejar de lado si queremos tener éxito en la labor empresarial: la motivación de nuestros equipos.

Muchos profesionales del sector lo sitúan incluso por encima de otros elementos como la organización, la convicción y la planificación.

Es decir, consideran que sin una motivación adecuada ninguna de las acciones que forman parte del proceso puede llevarse a cabo de forma exitosa, pues se trata de un factor que atraviesa la médula de cualquier proyecto de empresa.

La motivación es tan importante al inicio como durante la ejecución de las tareas. La dirección debe encargarse de que se mantenga vigente y que, pese a los múltiples obstáculos que puedan surgir en el camino, el nivel de implicación del grupo de colaboradores no disminuya ni resulte afectado.

Importancia del liderazgo empresarial

El líder empresarial es una figura esencial para la supervivencia de cualquier tipo de organización. En sus manos está el futuro de la empresa. De él depende la capacidad de crecer de la organización y la posibilidad de alcanzar las metas y el éxito empresarial.

A lo largo de la historia, el concepto de liderazgo ha ido transformándose y evolucionando a medida que las teorías se centraban en un aspecto u otro.

Los enfoques iniciales se centraban en los rasgos que definían al líder y en su comportamiento de manera individual. Posteriormente surgieron nuevas teorías centradas en las situaciones en las que tenían lugar esas conductas. En la actualidad, existen diferentes enfoques sobre el liderazgo, uno de los más populares el enfoque transformacional, cuyos estudios tienen presentes todos estos aspectos.

Todas estas teorías y enfoques han intentado describir qué es lo que hace que una persona sea un líder, qué rasgos, habilidades y capacidades debe poseer y cómo debe actuar.

A pesar de las diferencias existentes entre los enfoques sobre el liderazgo, estas teorías coinciden en describirlo como un proceso a través del que una persona es capaz de influir en un grupo, de guiarlos y dirigirlos.

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