Aprendizaje basado en proyecto: mejores prácticas

El valor del aprendizaje basado en proyecto se pone de manifiesto en la carrera profesional, ya que todo el conocimiento que se extrae de él permanece en el formando mucho después de completar la formación. Está claro que hablamos de un enfoque eminentemente práctico, que incorpora proyectos experimentales extraídos del mundo real.

Esta manera de plantear la formación, no solo fomenta el aprendizaje continuo, sino que logra captar un mayor interés por parte de los estudiantes y les ayuda a identificar qué carrera desean seguir n su futuro laboral, al facilitar la toma de contacto en primera persona con la realidad de distintas trayectorias profesionales interesantes.

El aprendizaje por proyectos tiene otra ventaja, y es que fomenta el trabajo en equipo y facilita la creación de redes, dos valores que pueden marcar la diferencia en el futuro laboral de los estudiantes.

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Importancia del aprendizaje basado en proyecto

Si bien es cierto que implementar el aprendizaje basado en proyectos puede ser un desafío, cuando se plantea en las condiciones adecuadas, mejora los resultados y la experiencia que viven los estudiantes.

Su principal virtud es que pone a prueba a los formandos, al requerir que empleen sus habilidades y conocimientos y combinen todo lo aprendido para abordar los problemas que se plantean. Esto es posible gracias a que las experiencias se diseñan y se viven dentro de empresas y organizaciones que acogen a los estudiantes con conocimientos específicos de la disciplina.

El aprendizaje basado en proyectos se aleja de la generalización y es un enfoque centrado en el estudiante, lo que significa que va más allá del estilo de aprendizaje de “talla única”. Entre sus puntos fuertes está el hecho de que presenta formatos que atraen una variedad de estilos y necesidades de aprendizaje.

Mejores prácticas para el aprendizaje basado en proyectos

Como decíamos al principio de este post, se trata de un enfoque que implica algunos desafíos de implementación. No obstante, se trata de retos que pueden superarse gracias a la aplicación de mejores prácticas, como estas:

  • El educador debe ser consciente de que su papel es ayudar al estudiante a construir una base sólida de conocimiento, pero luego le corresponde al estudiante sacar adelante las iniciativas en su aplicación real.
  • Puede ser necesario que los formadores adapten el formato de sus cursos.
  • Es fundamental que el profesor asuma el rol de supervisor.
  • Resulta clave encontrar los proyectos adecuados para lograr que objetivos a alcanzar y conjuntos de habilidades de los estudiantes coincidan y tengan su reflejo en el mundo real.
  • Al diseñar la formación, convine hallar la forma de integrar la teoría y su aplicación. Siempre van a ser necesarios los marcos conceptuales, pero siempre que se enfoquen activamente, como medio de apoyo a los estudiantes para averiguar cómo abordar los desafíos empresariales reales a los que se exponen.

Las organizaciones que vayan a probar el aprendizaje por proyectos han de asegurarse de proporcionar a sus alumnos los recursos que necesitarán para tener éxito en sus proyectos. Estos recursos pueden incluir orientación para la gestión de iniciativas como la que les interesa.

Además, las empresas participantes deberían ser responsables de proporcionar información empresarial relevante, tras la firma de un acuerdo de no divulgación por parte de los estudiantes, aportando datos sobre finanzas, ventas y marketing, distribución, perfiles de clientes, participación de mercado y perfiles competitivos, entre otros, así como acceso a expertos en la materia.

Créditos fotográficos: dragana991

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