Negocios pasivos: el esfuerzo y el ímpetu emprendedor
Los negocios pasivos atraen a empresarios e inversores, les hacen cuestionarse si merece la pena embarcarse en una aventura de ese tipo. Quienes se plantean esta opción deben tener claro que, con el término “pasivo” no se asegura que pueda lograrse aumentar el capital sin esfuerzo, ni mucho menos.
¿Qué son negocios pasivos?
El capital que se obtiene de acciones o dividendos representa un buen ejemplo de ingresos pasivos, pero, ¿cómo se compraron? Está claro que hizo falta invertir primero para conseguirlas y, probablemente, el capital de la inversión fue fruto de un trabajo previo.
Lo mismo sucede con las actividades inmobiliarias. Y, sí, puede que las propiedades hayan llegado a uno a través de una herencia, pero, en algún momento, fue necesario trabajar para reunir la suma que permitió adquirirlas.
El esfuerzo no queda limitado al pasado, ni mucho menos. Los negocios pasivos exigen llevar una contabilidad pulcra y clara, ya que hace falta pagar impuestos y cumplir con las obligaciones relativas a las ganancias obtenidas.
Además, al contrario de lo que algunos creen, los negocios pasivos no funcionan por sí mismos: cuando se juega en Bolsa hace falta permanecer informado y tomar las mejores decisiones; cuando se alquila un inmueble, hay que encargarse del mantenimiento y las reparaciones. Al final, son horas de trabajo, desplazamientos, llamadas, consultas, auditorías, visitas… que se van sumando.
Ejemplos de negocios pasivos
Los dividendos, el pago de regalías de propiedad intelectual o las ganancias por alquiler de inmuebles son los ejemplos de negocios pasivos más conocidos. Sin embargo, existen muchas más opciones, como:
- Iniciar un punto de dropshipping.
- Vender productos digitales.
- Impartir cursos en línea.
- Ser influencer.
- Vender productos hechos a mano.
- Dirigir un negocio de marketing de afiliación.
- Vender imágenes de archivo en línea.
Los escritores necesitan trabajar para escribir un libro, pero desde su publicación, perciben las regalías, que pueden considerarse un ingreso pasivos puro, ya que no requiere de ninguna actividad en el presente para garantizar su existencia, aparte de estar al día con las obligaciones contables y fiscales.
¿Son los negocios pasivos una buena idea?
Los ingresos pasivos son un mito porque en la vida nada se obtiene sin esfuerzo. Sin embargo, el dinero que se gana a partir de ellos es del todo real. Por ese motivo está gravado y conlleva la obligación de asumir responsabilidades, de acuerdo a la ley.
¿Qué si es buena idea montar un negocio que es capaz de generar ingresos que no son directamente el resultado de la actividad de la empresa en el presente? Claro que lo puede ser, como cualquier otra iniciativa de emprendimiento.
Lo que no puede faltar a la hora de lanzarse a la aventura empresarial de esta manera es un buen plan que permita tener claros los objetivos, medios disponibles y retos a superar; tiempo para dedicar a los negocios pasivos, porque, como ya hemos comentado, requieren de horas empleadas para la gestión, el cumplimiento y las cuentas; y la habilidad para mantenerlos a flote, una tarea que será más o menos exigente dependiendo del tipo de iniciativa de que se trate, la demanda y exigencias del mercado y el nivel de competencia.
Créditos fotográficos: Deagreez
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