Design thinking: qué es y cuales son sus características
Design thinking es un proceso que busca ahondar en la comprensión del usuario en base a iteraciones que ayudan a encontrar nuevas perspectivas que aplicar de forma estratégica a las soluciones. Son éstas la base del enfoque de design thinking, que puede aplicarse tanto a la reflexión como al trabajo, al tratarse de una metodología eminentemente práctica.
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Definición de design thinking: qué es esta metodología de diseño
El Design thinking es una metodología utilizada por los diseñadores para resolver problemas complejos que, en vez de centrarse en éstos, se orienta a la acción, propiciando el avance hacia la creación del escenario de futuro preferido. Design thinking utiliza la sensibilidad del diseñador y se basa en la lógica, la imaginación, la intuición y el razonamiento sistémico para explorar las posibilidades de lo que podría ser y para crear los resultados deseados que benefician al usuario final.
Quiénes usan Design Thinking
Los resultados de un proceso de design thinking adaptan las necesidades de las personas a lo que es tecnológicamente viable y a lo que una estrategia de negocio realista puede convertir en valor para el cliente y oportunidad de mercado.
¿Cuáles son las características de design thinking?
El design thinking es la arquitectura sobre la que se establecen los procesos de pensamiento que apuntan a la innovación y al desarrollo de nuevas ideas, siempre en un marco de actuación que persigue la satisfacción del cliente por la vía más directa, la entrega de valor.
Cómo funciona el design thinking
Un ciclo de design thinking se caracteriza por:
- La búsqueda de la innovación centrada en la persona.
- La necesidad de la observación para descubrir las necesidades no satisfechas dentro de un contexto y las limitaciones de una situación particular.
- La iteración de las soluciones, que se van completando con nuevas ideas, probando y ajustando.
- La involucración de clientes o usuarios finales, que minimiza la incertidumbre y el riesgo de la innovación.
- El uso de las percepciones, en las que se confía, entendiéndose que complementan a los datos objetivos.
Lo especial de Design thinking es que los procesos de trabajo de los diseñadores pueden ayudarnos a extraer, enseñar, aprender y aplicar sistemáticamente estas técnicas centradas en el ser humano para resolver problemas de una manera creativa e innovadora, no sólo en cuestiones de diseño, sino en cualquier asunto relativo al negocio o la vida.
Design thinking e innovación estratégica: el éxito del trabajo multidisciplinar
El design thinking es una metodología que cada vez más utilizan las organizaciones para desarrollar productos y alcanzar soluciones exitosas. La base es conocer al máximo a sus clientes y para ello se forman equipos multidisciplinares. Su objetivo es observar a los usuarios y dar con soluciones centradas en ellos, a través de diferentes puntos de vista.
Así, el design thinking se centra en el proceso de diseño e integra esta variedad de enfoques que tiene como objetivo:
- Adquirir conocimientos básicos sobre los usuarios del producto y sobre la situación o el problema que afrontan. Pretende comprender al usuario.
- Desarrollar empatía con los usuarios, mediante la observación de los mismos.
- Generar un usuario tipo para el cual se diseña la solución o producto, definiendo así el punto de vista a partir del cual se debe desarrollar el diseño.
- Generar tantas ideas como sea posible. Por lo tanto, es necesario idear.
- Construir prototipos de las ideas más prometedoras.
- Aprender a partir de las reacciones de los usuarios al interactuar con el prototipo. Por tanto, es necesario dejar que prueben el producto mediante los prototipos desarrollados, y recabar información gracias a dicha interacción.
Los principios del design thinking
En su libro Design Thinking para la innovación estratégica, Idris Mootee explica los 10 principios que deben seguir las empresas a la hora de integrar esta metodología:
Está orientado a la acción:
Propone aplicar un enfoque de actuar para aprender interdisciplinario a la resolución de problemas. Nos permite tomar en cuenta diversos intereses y capacidades por medio de experiencias cognoscitivas prácticas y aplicadas entre los individuos. Buena parte del design thinking consiste en crear diseño.
Está a gusto con el cambio:
Es disruptivo y provocador por naturaleza, porque fomenta nuevas maneras de abordar los problemas. El encuadramiento estratégico de problemas complejos y ambiguos exige un enfoque libre de dogmas organizacionales, limitaciones codificadas y supuestos caducos. Una gran parte del proceso de design thinking consiste en salirse de los roles convencionales y huir de los dogmas existentes, para analizar nuevas metodologías para resolver problemas.
Es antropocéntrico:
Siempre se centra en las necesidades del cliente o del usuario final, incluyendo las inexpresadas, insatisfechas y desconocidas. Para ello, el design thinking emplea diversas técnicas de investigación basadas en la observación y la escucha, para informarse sistemáticamente sobre las necesidades, tareas, pasos e hitos del proceso de una persona.
Integra la previsión:
Sin imaginar de forma anticipada y disciplinada el futuro, el proceso de planificación estratégico no sirve de nada. La previsión nos abre el futuro con incógnitas, y espera de nosotros que afrontemos una información insuficiente durante el proceso de descubrir y crear un resultado tangible.
Es un proceso constructivo dinámico:
Es iterativo. Exige una definición, redefinición, representación, evaluación y visualización constantes. Es una experiencia cognoscitiva constante, que surge de la necesidad de obtener y aplicar nuevas percepciones a los objetivos cambiantes. Por este motivo, la definición de prototipos, la creación de artefactos tangibles y compartibles, se convierte en un elemento importante del conjunto de instrumentos del design thinking.
Fomenta la empatía:
Coloca al usuario en el centro de todo. Fomenta el uso de instrumentos que nos ayuden a comunicarnos con las personas, con objeto de comprender mejor sus conductas, expectativas, valores, motivaciones y las necesidades que les impulsan y que mejorarán sus vidas. Usamos esta información para desarrollar nuevos conocimientos por medio del aprendizaje y la experimentación creativos.
Reduce los riesgos:
Tanto si se trata del desarrollo y el lanzamiento de un nuevo producto como de un servicio, aprender de los pequeños fracasos inteligentes arroja muchos beneficios. Son cosas que siempre pasarán, pero las prácticas aplicadas del design ayudan a reducir los riesgos al tener en cuenta todos los factores presentes en el ecosistema de desarrollo, incluyendo la tecnología, el mercado, la competencia, los clientes y la cadena de proveedores.
Puede crear significado:
Las presentaciones de PowerPoint y las hojas de Excel tienen una capacidad limitada para transmitir visiones o ideas. Crear significado es la parte más dificultosa del proceso de diseño, y los instrumentos de comunicación que se usan en el design thinking contribuyen a captar y a expresar la información necesaria para formar y socializar el significado. Llegar a este punto requiere su tiempo, y se va forjando por medio de las múltiples iteraciones y conversaciones.
Puede llevar la creatividad empresarial al siguiente nivel:
Fomenta una cultura que valora los cuestionamientos, inspira la reflexión frecuente mientras se actúa, celebra la creatividad, acepta la ambigüedad y crea significado visual por medio de interacciones con visualizaciones, objetos físicos y personas. Una organización que usa el design thinking crea un proceso de inspiración y sensibilidad para hacer que el contrato emocional que los empleados tienen con su organización sea tangible.
Es la nueva lógica competitiva de la estrategia empresarial:
El design thinking es la práctica más complementaria que se puede aplicar a la teoría de la estrategia competitiva de Michael Porter. Permite a las compañías crear nuevos productos, experiencias, procesos y modelos de negocio que trascienden lo que meramente funciona. Los convierte en productos deseables, lo cual constituye una ventaja competitiva realmente sostenible por medio de la innovación.
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¿Cómo se puede impulsar el design thinking en la organización?
Para lograr los resultados avanzados que vienen con el pensamiento creativo desde una perspectiva de diseño, empoderar al equipo de una organización es de suma importancia. Esto significa que los líderes deben adoptar una gama de funciones fundamentales que pueden facilitar una cultura de inventiva e ideas audaces. Para ello, deberán seguir los siguientes pasos:
- Transmitir una visión que los empleados puedan comprender como base. Esta base permitirá una mayor asunción de riesgos en el proceso de experimentación porque los objetivos finales estarán mucho más claros.
- Inspirar a los demás. Si bien el design thinking promueve la simplificación como un medio de expansión en nuevas direcciones, no es una tarea fácil. Pero cuando los líderes asumen estos desafíos y determinan formas efectivas de abordar los problemas a medida que surgen, siempre hay margen para el ajuste.
- Involucrarse con el trabajo en marcha. Un líder que está en sintonía con el design thinking debe estar en el campo en todo momento, no sólo cuando los problemas amenazan con detener el progreso.
Podría decirse que la clave para fomentar el design thinking en la organización está en el liderazgo, que deberá fomentar un crecimiento significativo y animar a probar soluciones alternativas y nuevas vías, desde la aceptación de que es probable que sea necesario introducir cambios y adaptar los resultados para generar mayor valor.
Técnicas creativas para impulsar la generación de innovación
Lograr ideas innovadoras es un regalo de la creatividad que, a veces, necesita el entorno adecuado o un pequeño empujón. Es el que dan algunas técnicas, como pueden ser SCAMPER.
De sus siglas en inglés se deduce la propuesta que trae consigo:
- Sustituye
- Combina
- Adapta
- Modifica
- Pon en otros usos diferentes
- Elimina
- Reduce
Al aplicarla, como por arte de magia, empiezan a descubrirse nuevas funcionalidades que habían pasado inadvertidas en objetos cotidianos.
El mapa mental es otra de esas técnicas creativas que impulsan el design thinking. Gracias a su potencial visual logra estimular las conexiones neuronales dando lugar a ideas innovadoras y sorprendentes.
Muy unido al marketing se encuentra el Customer Journey, que, pese a no ser considerado como una técnica creativa per se, es fuente de información del viaje del cliente en su ciclo de compra y arroja luz sobre sus hábitos. Partiendo del estudio de este recorrido se puede obtener inspiración para encontrar alternativas de uso de un producto o servicio o soluciones para su mejora.
¿Cuáles son las fases del design thinking?
El estilo del diseñador y el propósito del proyecto en el que se aplique la metodología de design thinking pueden influir en las fases de este proceso. De hecho, existen distintas variantes en uso hoy en día, que, aunque similares, oscilan entre las tres o cuatro y las seis o siete etapas.
No obstante, todas las variantes de Design thinking encarnan los mismos principios. Incluso para los enfoques más vanguardistas existen 5 fases. Son las siguientes:
- Empatizar con los usuarios o clientes. Es la forma de extraer el máximo de información, datos procedentes de la comunicación, verbal y no verbal, que guiarán hacia la consecución de conocimiento accionable. La primera etapa del proceso de Design Thinking es obtener una comprensión empática del problema que se está tratando de resolver. Esto implica consultar a expertos y recurrir a la observación, participación y empatía con las personas para comprender sus experiencias y motivaciones. Para obtener más información conviene también profundizar en el entorno físico que da acceso a una comprensión personal más profunda de los problemas a tratar.
- Definir sus necesidades, sus problemas y sus ideas. Una base sobre la que desarrollar planteamientos alternativos y nuevos enfoques que aporten valor. En esta fase se reúne la información recopilada, se analizan las observaciones y se sintetizan para definir los problemas principales. La clave es hacerlo centrándose en las personas y cómo se ven afectadas por las distintas cuestiones.
- Crear ideas que desafíen las suposiciones y deriven en soluciones innovadoras. Es uno de los momentos más importantes y sobre el que pueden girar más iteraciones. Una vez ya se comprende bien a los usuarios y sus necesidades, hay que empezar a generar ideas. Se requiere «pensar fuera de la caja» para identificar nuevas soluciones al problema planteado, así como indagar en formas alternativas de entender el problema.
- Configurar un prototipo. Que no será entendido como la solución final ni tampoco se verá como una respuesta definitiva al problema, sino como un avance, un paso más, en medio de un ciclo de mejora continua. En esta etapa habría que producir una serie de versiones económicas y reducidas del producto o características específicas que se encuentran dentro de él, para que se pueda investigar la viabilidad de las soluciones generadas en la etapa anterior. Los prototipos pueden compartirse y probarse dentro del propio equipo, en otros departamentos o en con pequeño grupo de personas externo. Se trata de una fase experimental cuyo objetivo es identificar la mejor solución posible para cada uno de los problemas identificados durante las primeras tres etapas. Las soluciones se implementarán para cada prototipo y, uno por uno, se analizarán, para después aceptarse como válidas, mejorarse o rechazarse, en función de las experiencias de los usuarios.
- Pasar al modo de prueba con las distintas soluciones planteadas. Los diseñadores o evaluadores prueban rigurosamente el producto completo utilizando las mejores soluciones identificadas durante la fase de creación de prototipos. Porque los tests son necesarios en el camino hacia la excelencia para asegurar el ajuste y la futura satisfacción del cliente o usuario.
Es importante tener en cuenta que las cinco fases, etapas o modos no siempre son secuenciales. No tienen que seguir ningún orden específico y, a menudo, pueden ocurrir en paralelo y repetirse iterativamente. El design thinking no es un proceso jerárquico sino un proyecto innovador que, en vez de abordarse siguiendo pasos secuenciales, se gestiona en base a unas directrices que son las que marcan sus principios.
Design thinking tiene un gran potencial transformador puesto que ayuda en el proceso de cuestionar. Precisamente por esa razón, resulta extremadamente útil para abordar problemas que están mal definidos o son desconocidos.
La Design Thinking metodología consigue que los avances se pongan al servicio de las personas (clientes y usuarios) entregando un valor que se traduce en satisfacción y es clave para el éxito empresarial.
¿Sabías que pensar como un diseñador puede transformar la forma en que las organizaciones desarrollan productos, servicios, procesos y estrategias?
Una de las grandes ventajas de design thinking es que puede usarse con éxito en cualquier industria, no sólo en tecnología o diseño. Por eso, este marco de pensamiento y de trabajo se aplica en el gobierno, la atención médica, los servicios financieros o las organizaciones sin fines de lucro. Cualquier campo es potencialmente maduro para este tipo de innovación.
Créditos fotográficos: HAKINMHAN y Rawpixel
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1 comentario
YULY CARABALI CAMACHO
5 mayo, 2020 19:16
Excelente material, es de gran utilidad para aprender.