Omnicanalidad y estrategia de precios
¿Sabes qué es la omnicanalidad aplicada al marketing y el comercio digital? ¿Te suena de algo? Si es la primera vez que oyes este término, no dejes pasar la oportunidad de leer el siguiente post. Todas tus dudas al respecto quedarán resueltas.
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Omnicanalidad: cambios en los procesos de compra
Internet y las nuevas tecnologías han creado nuevas formas de relacionarnos con las marcas, los productos y las ofertas de los mercados. En nuestro rol de consumidores, somos agentes activos que decidimos en función de nuestras necesidades y, en cierta forma, actuamos como coautores de los productos que adquirimos.
Las tiendas físicas fueron durante mucho tiempo los únicos lugares que teníamos para vivir nuestra experiencia de compra. Acudíamos allí para comparar precios, preguntar, recibir recomendaciones e incluso para cuestiones propias del proceso de posventa.
Pues bien, esto ya no es así. Ahora poseemos miles de canales para realizar este tipo de acciones desde varios dispositivos y sin necesidad de movernos de casa. El cambio ha sido no sólo tecnológico, sino también de interacción.
Es decir, el grueso de las experiencias de compra en la actualidad no se entiende sin la intervención de numerosas herramientas, recursos y plataformas online que no solo han agilizado los procesos sino que, además, han permitido que los usuarios tengamos un papel más protagónico e influyente en los escenarios comerciales.
Smartphone, tabletas, ordenadores y otros dispositivos se han convertido en los canales más habituales cuando se trata de emprender un proceso de compra. El beneficio para nosotros está en la gran variedad de recursos para ello; a las empresas, sin embargo, les plantea el reto de la omnicanalidad.
¿Qué es la omnicanalidad y por qué hablamos de ella?
La denominada omnicanalidad no es otra cosa que la capacidad de las empresas para integrar los distintos canales de comunicación, ventas o marketing que utilizan en un mercado para posicionar los productos o servicios que ofrecen.
No debe confundirse con la multicanalidad, que es la decisión que toman unas cuantas marcas de actuar en varios canales de comunicación a la vez. Es decir, una empresa puede ser multicanal en temas de marketing sin que esto suponga que ha puesto en marcha una estrategia de omnicanalidad: todos sus canales pueden estar dispersos.
La omnicanalidad, por tanto, no es solo una decisión interna. Es, sobre todo, una estrategia orientada a influir en el cliente.
Marketing del siglo XXI: beneficios de la omnicanalidad
Cada vez más empresas apuestan por desarrollar una estrategia de omnicanalidad en el mercado donde operan. La agilidad, el interés del cliente y la capacidad de respuesta a sus demandas son fundamentales para posicionarnos como una marca de referencia.
Hacerlo supone, además de recursos técnicos y humanos, un ejercicio de planificación inteligente; de hecho, algunas veces responde a procesos desarrollados al interior de las empresas por sus equipos de innovación.
Sin embargo, lo realmente importante no es tanto quién diseña y pone en marcha una estrategia de omnicanalidad. Lo destacable son los numerosos beneficios que supone para cualquier negocio. Echemos un repaso a las más significativas:
- Comunicación fluida y constante:
Cuando una empresa apuesta por la omnicanalidad, es habitual que los flujos de comunicación estén relacionados entre sí. O dicho de otra manera: los datos no solo circularán por uno de los canales, sino que lo harán por todos aquellos que la marca haya elegido con anterioridad. Esto supone mayor simultaneidad y capacidad de respuesta ante los retos de los procesos de compraventa.
- Interacción con múltiples tipos de clientes:
Los canales por los que apuesta una marca no tienen que ser iguales. De hecho, casi nunca lo son. Las empresas que quieren llegar a varios públicos planifican una estrategia de marketing que emplea canales distintos, con lo cual es normal que al final llamen la atención de diferentes tipos de clientes. No es lo mismo el usuario que hemos captado por Facebook que el que ha encontrado tu página en buscadores de Internet. El reto, en este caso, es saber atender las necesidades de cada uno de estos públicos y retenerlos el mayor tiempo posible.
- Soluciones integradas:
La omnicanalidad también nos ayuda a implementar soluciones integradas. Si la estrategia presenta fallos, cualquiera de los canales puede ayudarnos a corregirlos de forma eficaz. Al mismo tiempo, si no lo hacemos y dejamos que dichos fallos se conviertan en obstáculos, será todo el sistema el que resulte afectado.
- Cercanía con el mercado y con los clientes:
Tener unificados los canales de marketing nos plantea otra ventaja: la posibilidad de aumentar nuestra cercanía con el mercado y, por supuesto, con las necesidades de los clientes de ese mercado. Si nuestros canales se orientan en un solo sentido, ganaremos en cobertura, coherencia de los mensajes y focalización de los sectores a los que queremos llegar con nuestros productos.
¿Cómo influye la omnicanalidad en los precios?
Los beneficios del punto anterior implican una ventaja de mayor envergadura para las empresas: la reducción de costes y la posibilidad de ajustar los precios de los servicios, artículos o productos que ofrecen en el mercado.
La omnicanalidad no solo se refleja en la unidad de los canales de información. Es que, además, dicha unidad evita que invirtamos recursos en cada uno de los medios de difusión de la estrategia de marketing. Si todos se orientan en el mismo sentido, el reto simplemente consiste en adaptar los mensajes a cada formato, recurso o herramienta.
Pero no solo es una cuestión de fijar precios más baratos. Tener los canales alineados también influye a la hora de aumentar las ventas, como es el caso de la multinacional Starbucks, que integró varios canales en su famosa App y desde entonces las ventas, al ser más ágiles, han aumentado considerablemente.
La aplicación inteligente de esta marca, que ya forma parte del paquete de aplicaciones de cientos de miles de personas en el mundo, permite no solo realizar pedidos de las bebidas y los productos de sus tiendas, sino también consultar el estado de los mismos o incluso tener conocimiento del tiempo de preparación de un café en una tienda u otra.
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