¿Continuidad o reinvención?
Las organizaciones y la naturaleza del propio trabajo está cambiando actualmente a un ritmo tan rápido que probablemente el trabajo que estés realizando dentro de cinco años todavía no existe. Esto es debido a tres factores fundamentales. Por un lado, la crisis está forzando a una reestructuración del trabajo. Por otro lado, la globalización y la entrada en la era digital hacen que las herramientas y el contexto laboral sufran una transformación esencial.
Para encontrar un nuevo trabajo hay que ser empleable en el mercado, hay que ser competitivo, en el sentido de añadir un valor diferenciador del resto de las personas con un perfil similar. El profesional se enfrenta a un dilema: ¿busco un trabajo de las mismas características que el que perdí (o del que quiero marcharme) o me aventuro hacia algo distinto? Son dos posibilidades distintas, dos escenarios diferentes a los que muchas personas se enfrentan.
Reinventarse es una estrategia de adaptación, y también una manera de crecer profesionalmente. No se trata solo de cambiar de sector. La reinvención implica llevar una nueva vida, adoptar otro rol y quizá incluso en otra industria. Muchas veces se trata de un cambio de modelo. Es el caso de personas que, manteniéndose en el mismo sector optan, por el autoempleo o por lanzarse al emprendimiento y montar su propia empresa.
Desde el arquitecto que se hace chef, hasta el banquero que monta un hotel en la sierra, las posibilidades son infinitas. Aquí lo que aparece es un tema vocacional, que implica no solo un cambio de sector, sino un cambio de función e incluso un cambio de vida. Es sorprendente la cantidad de gente que lo deja todo para hacerse un trabajo a su medida.
¿Quién soy yo como profesional?
Para llegar a la conclusión sobre si se quiere continuar haciendo lo mismo o evolucionar hacia algo diferente, hay una pregunta obligada, ¿quién soy como profesional?
El ejercicio consiste en conocerse a uno mismo, sus motivaciones, sus miedos y sus posibilidades. ¿Para qué sirvo? y lo que es más importante, ¿qué me gusta hacer? son dos cuestiones que hay que tener claras antes de tomar una decisión para poder diseñar un plan que se ajuste a lo que queremos y nos conduzca hacia el lugar profesional donde queremos llegar.
¿En qué contexto me encuentro?
Esta expectativa generada sobre uno mismo debe ajustarse también a las posibilidades del mercado. Es inevitable que la propia profesión varíe en mayor o menor medida a lo largo de la vida por los motivos mencionados anteriormente. El cambio es parte de la evolución profesional y debe aceptarse y acogerse como tal para poder aprovecharlo y dirigirlo hacia el lugar donde nos interesa, equilibrándolo con aquel lugar donde alguien nos necesita, donde somos capaces de resolver un problema por el que alguien está dispuesto a pagarnos.
Se trata de mirar dentro de uno mismo y mirar fuera al mismo tiempo, con el objetivo de conseguir ese balance. Se estima que un 80% de las personas trabajan en una profesión que no aman. La vocación hace aflorar el talento, la cuestión es si seremos capaces de encontrar aquel lugar donde vocación y trabajo se convierten en la misma cosa.
Fuente imagen: Flickr/ moriza
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