Certificados de calidad y sus tipos
Existen diferentes tipos de certificados de calidad, que varían de una industria a otra y pueden ser un paso clave para que las empresas aseguren futuros contratos con los clientes y alianzas con socios de negocios.
Al contar con el respaldo de una certificación reconocida a nivel global, como el sistema ISO (Organización Internacional de Normalización), se obtienen varios beneficios a largo plazo, como:
- Mejora general de los procesos comerciales en toda la instalación.
- Reducción de desperdicios, reelaboración y costos
- Mejora de la consistencia y la cultura de la empresa.
Al contar con un sistema de calidad, un fabricante puede proporcionar de manera confiable un producto de calidad a sus clientes. Usando objetivos y métricas, los empleados participan durante todo el proceso de producción para garantizar que se envíe un producto final de calidad al cliente. El resultado es una mayor comerciabilidad y reconocimiento internacional, el que aporta el certificado, como prueba de la existencia de un sólido sistema de gestión de calidad.
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¿Qué son los certificados de calidad?
Los certificados de calidad son acreditaciones otorgadas por empresas autorizadas que aseguran que los procesos empresariales están en línea con las prácticas internacionales aceptadas y permiten una adecuada gestión de riesgos. Por ejemplo, en el caso de los estándares ISO, las certificaciones son una prueba de que una empresa se adhiere a ciertas reglas y se comporta con un alto nivel de calidad.
Tipos de certificados de calidad
La certificación ISO es un estándar global que utilizan millones de empresas en diversas industrias para demostrar que están comprometidas con los principios de gestión de la calidad. Para obtener la certificación ISO, las empresas deben cumplir con ciertos requisitos desarrollados por la Organización Internacional de Normalización (ISO) y que se utilizan para garantizar la calidad, seguridad y eficiencia de los productos, servicios y sistemas.
En términos generales, hay 4 tipos distintos de estándares: estándares de productos, servicios, procesos y gestión:
- Normas de producto. Estas normas registran acuerdos relativos a las características de los productos para que el consumidor tenga (en general) mejores garantías de calidad y seguridad. Esas características también pueden indicar hasta qué punto un producto puede utilizarse junto con otros productos, sistemas y componentes relacionados: la denominada interoperabilidad.
- Estándares de servicio. Estos aseguran a las organizaciones una calidad «mínima» continua con respecto a un servicio específico. Los estándares de servicio también establecen derechos y obligaciones tanto para el proveedor del servicio como para el usuario de los servicios, de modo que las responsabilidades de cada parte sean claras para todos.
- Estándares de proceso. Los estándares de proceso se refieren a las condiciones y requisitos que se aplican a la producción, almacenamiento, envasado y prueba de productos.
- Normas de gestión. Estos estándares ayudan a las organizaciones a gestionar sus actividades en un sentido amplio. Así, mientras ciertos estándares de gestión se relacionan con la calidad, el medio ambiente o la sostenibilidad, otros describen la mejor manera de llevar a cabo una tarea específica, como la gestión de proyectos o la subcontratación.
¿Cómo se consiguen los certificados de calidad?
En teoría, basta con seleccionar un estándar ISO, implementar los requisitos y solicitar los certificados de calidad correspondientes. Este proceso, aunque puede parecer bastante fácil, en la práctica no lo es tanto, por lo que las empresas necesitan contar con una persona especializada, capaz de atender a todos los aspectos que hay que tener en cuenta y comprometida con la importancia de entregar dentro de plazo toda la documentación que se solicite.
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Créditos fotográficos: Thanakorn Lappattaranan y Khanchit Khirisutchalual
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