Brand ambassador: cómo colaborar con un influencer
Trabajar con un Brand ambassador o embajador de marca puede hacer maravillas, pero es una decisión que debe tomarse a conciencia. Una mala elección podría afectar a la reputación de la marca hasta el punto de acabar con ella.
A la hora de colaborar con un influencer es esencial plantear la búsqueda como la de un socio comercial. Hay que conocer el perfil, su pasado, sus fortalezas, debilidades y el potencial que tiene para atraer seguidores a la marca.
Los riesgos de no encontrar al Brand ambassador adecuado
El marketing de influencia se está convirtiendo rápidamente en un aspecto vital de cualquier estrategia de marketing. Su adaptabilidad lo hace adecuado para todas las empresas, desde marcas conocidas hasta startups con poca experiencia en el mercado.
También ofrece buenos resultados para vincular seguidores a eventos en línea y en persona. Sin embargo, esta mayor participación de los Influencers en las estrategias de marketing a veces conlleva resultados poco deseados.
Estas malas experiencias suelen ser el fruto de una planificación errónea o insuficiente, que lleva a no encontrar al Brand ambassador adecuado.
Las prisas, el desconocimiento de la misión, visión y valores del a marca, la falta de comprensión de las preferencias y expectativas de su audiencia u otras limitaciones puede llevar a que una campaña salga mal y la marca o sus productos queden en evidencia.
Cuando no se ha sabido elegir un Influencer con verdadera afinidad por la imagen de marca y campaña, los resultados negativos se aceleran.
¿Qué puede salir mal al elegir un Brand ambassador?
Lo peor que puede pasar en el proceso de selección de un Brand ambassador es que no se epa identificar al que es más compatible. Desde ese momento las campañas en las que este embajador participe pueden resultar en un fracaso y generar un boca a boca deficiente.
Cuando las marcas ignoran la necesidad de influencers adecuados para sus campañas, y se centran solamente en aspectos como el presupuesto o la popularidad de un determinado perfil, pueden presentarse problemas como los siguientes:
- El mejor ejemplo de un desastre en este sentido es el de la campaña de Microsoft con Oprah Winfrey, en la que la protagonista envió su tweet ensalzando las virtudes del nuevo Microsoft Surface desde un iPad. Con el respaldo de esta figura, la marca buscaba llegar más allá de una audiencia centrada en la tecnología, sin embargo, estos objetivos cayeron. En lugar de dar a la empresa un fuerte respaldo para su nuevo producto, planteó problemas y controversia.
- Ningún perfil público está libre de suscitarla y, por eso, las marcas, al elegir Brand ambassador para ser el rostro visible de alguno de sus productos deben asegurarse de estar contentas de estar asociado con esa personalidad, en lo bueno y en lo malo, ya que, caso de plantearse una controversia, tras la colaboración, también envolverá a la marca.
- Afinidad de marca e influencia. Hay empresas que se enfrentan las incómodas consecuencias de asociarse con un Brand ambassador que no se ajusta a su imagen de marca. Si bien es buena idea que una marca llegue a quienes están más allá de su audiencia tradicional en marketing, se trata de un objetivo difícil de lograr. Un influencer está destinado a cerrar esta brecha, no a imponerla, como suele suceder en estos casos. La audiencia no tarda en darse cuenta de que el estilo de publicaciones es diferente la frecuencia programada y el contenido nada tiene que ver con lo que suelen consumir. Como resultado tienden a desconfiar de ambos, marca y embajador. Es lo opuesto a la «co-creación» que es lo que hace que las campañas de boca en boca sean excelentes.
Por último, no hay que pasar por alto un factor determinante para el éxito de la iniciativa. La autenticidad del embajador. ¿Pensando en contar con los servicios y la personalidad de un Brand ambassador para tu próxima campaña de marketing?
Créditos fotográficos: Wachiwit
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