Saca el máximo rendimiento a tu activo circulante

¿Qué son los activos circulantes? ¿Para qué sirven? Este es uno de los muchos conceptos que la crisis económica ha sacado a la luz a través de los medios de comunicación. No obstante, aunque los hayamos oído muchas veces, no acabamos de entender qué significan. En el caso del activo circulante, en los últimos tiempos se ha convertido en un factor fundamental para la buena gestión de cualquier empresa o negocio.

¿Qué es un activo circulante?

Un activo circulante es un bien que puede convertirse en líquido en menos de un año, es decir, el dinero que una empresa tiene más o menos disponible para usar en cualquier momento (el dinero que tiene en las cajas y bancos, las existencias, las deudas de los clientes…). Por eso, también se conoce dentro de la empresa como “activo más líquido”.

Encontramos diferentes tipos de activo circulante:

• Caja: Puede estar en forma de efectivo (el dinero que tienes en la caja del negocio o empresa), o bien en cuentas corrientes en el banco o bancos con los que trabajas.  Todo lo que incluyas aquí, en esta subpartida del activo circulante, tiene que ser dinero líquido, de disponibilidad inmediata.
• Clientes o cuentas a cobrar: aquí tienes que incluir todas las facturas del mes o año que estás analizando aún no cobradas y que representan el dinero que estos clientes tienen que pagar a tu negocio por trabajos realizados o productos vendidos.
• Existencias o stocks: se integran aquí las existencias que tengamos en nuestro almacén y que necesitamos para el ejercicio de nuestra actividad. Pueden encontrarse tal y como la compramos a nuestro proveedor, (materias primas); modificadas por nosotros y aún sin terminar (productos en curso) o bien productos acabados cuando están terminados y listos para venderse.

Tanto la caja, como los clientes o las existencias tendrán una valoración económica, es decir, el activo circulante de tu negocio tendrá un valor determinado, por ejemplo 10.000 € y este valor del activo circulante se descompondrá de una forma u otra.

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¿Qué implicaciones tiene un activo circulante?

A partir de un ejemplo muy claro, entenderemos las implicaciones que tiene el activo circulante. Partimos de que nuestro activo circulante es de 10.000€. Nuestro nuevo negocio es una panadería tradicional y estamos creando una red de distribución en puntos de venta de nuestra comarca. Nuestra política comercial de período de pago de clientes (puntos de venta en distintas localidades) es agresiva ya que concedemos un período de pago de 60 días, Mantenemos un nivel de existencias mínimo, ya que procuramos tener en almacén la materia prima necesaria para la fabricación de no más de 1 semana. Este podría ser el desglose del activo circulante de este primer escenario: caja: 1.500 € / clientes o cuentas a cobrar: 6.500 € / stock de materia prima: 2.000 €

En este caso podemos destacar dos aspectos. El primero es que utilizar una política comercial expansiva de captación de clientes vía ampliación del período de cobro necesita contar con la liquidez necesaria para seguir con tus pagos habituales (sueldos y salarios, luz, agua, combustible, teléfono….) sin cobrar en este caso a tus clientes durante 2 meses (60 días). Hay que cuadrarlo muy bien en tu previsión de tesorería para no encontrarte en un problema grave a medida que tu cartera de clientes va aumentando.

El segundo aspecto a destacar es que gestionar un stock pequeño puede hacerse cuando uno cuadra de forma eficaz sus pedidos con sus necesidades de materia prima, ya que de lo contrario puedes tener una rotura de stock que te impida servir a tus clientes en tiempo y forma, con las consecuencias que ello puede tener.

A partir de este ejemplo se puede entender que todos los elementos que forman parte del activo circulante son inversiones de nuestro negocio que tienen que financiarse. También hay que tener en cuenta que el volumen y la composición del activo circulante va a depender mucho de nuestra política comercial y  nuestra política de fabricación.

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