Cuenta atrás: en dos meses deberá haber más de 149 Zonas de Bajas Emisiones en España

1 de enero de 2023. Esta es la fecha que más de 149 municipios españoles deben tener en el radar. A partir de ese día, según establece la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, dichos municipios deberán tener implantada Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) para reducir la contaminación de sus entornos urbanos.

¿A quién aplica?

Más de 149 municipios, es decir, todos aquellos con más de 50.000 habitantes, y aquellos con más de 20.000 que superen los valores límite establecidos de contaminación, en los que, según datos del INE, residen más de 24 millones de personas. Esto quiere decir que la movilidad del 52% de los habitantes de nuestro país se verá condicionada por una Zona de Bajas Emisiones, ya que  se aplicarán restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos -según su nivel de emisiones- con el objetivo de mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.

El papel de la empresa

Una medida que afectará a casi todas las organizaciones, ya que no debemos de olvidar que todas ellas también tienen un impacto en la movilidad directa e indirectamente, al necesitar mover a sus empleados en mayor o menor medida, a sus proveedores y al poner un producto o servicio en el mercado cuya distribución también se verá impactada. 

Y es que debemos también de tener en cuenta que por el 

Por ello, es necesario colaborar y compartir soluciones disponibles y casos de éxito, para ayudar a una implantación más eficiente y, siempre que sea posible, facilitar una homogeneización de las ZBE a lo largo del territorio español. 

Por ello, en el marco de la Semana Europea de la Movilidad, la Plataforma de Empresas por la Movilidad Sostenible lanzó la iniciativa TOOLBOX ZBE (zonasdebajasemisiones.com), que tiene como objetivo fomentar la colaboración público-privada y facilitar la toma de decisiones por parte de los ayuntamientos para la implantación y mejora de las Zonas de Bajas Emisiones, basándose en iniciativas y soluciones que ya han sido implantadas en otras ciudades y que aportan beneficios y resultados positivos.

Se trata de una plataforma que se nutre de contenido y que ofrece de forma amena y didáctica servicios, experiencias y soluciones para facilitar información útil a los responsables de diseñar, implantar y desarrollar las Zonas de Bajas Emisiones. Además, está abierta a otros ayuntamientos y organizaciones que quieran compartir sus casos de éxito porque, una vez más, lo que no se comunica no existe y la colaboración es clave para lograr la eficiencia. 

Cuenta con el apoyo del MITMA, la DGT y la Fundación CONAMA; la colaboración especial de Decathlon, Bosch Service Solutions, NACEX y Tema Ingeniería S.L., y la participación inicial de más de 20 organizaciones, aunque nuestro objetivo es seguir sumando alianzas. Es por ello que está abierta a otros ayuntamientos y organizaciones que quieran compartir su experiencia.

El papel de la administración

Quedan solo dos meses y mucho trabajo por hacer. Trabajo de delimitación; de definición de aspectos técnicos, operativos y tecnológicos que garanticen su correcto funcionamiento; de financiación; de establecer una normativa reguladora; y otras muchas más acciones, buscando además una homogenización territorial que permita facilitar su adaptación por parte de los ciudadanos..

Pero esto no es todo. Una vez implantadas, las Zonas de Bajas Emisiones requerirán de un desarrollo, control y mejora continua. Deberán evolucionar en base a las necesidades. Tendrán que coordinarse con medidas complementarias que perseguirán un mismo objetivo: mejorar la movilidad de las ciudades. 

No debemos de olvidar que una correcta implantación de estas Zonas de Bajas Emisiones permitirá mejorar la calidad del aire y del medio ambiente sonoro, así como la salud de los ciudadanos. Además, estos espacios ayudarán a la mitigación del cambio climático, serán un impulso para la movilidad activa, contribuirán al desarrollo de un transporte más sostenible y permitirán recuperar el espacio público para los peatones. De ahí que sea clave hacer su implantación promoviendo la colaboración público-privada, poniendo al ciudadano en el centro y garantizando su contribución al desarrollo económico, social y ambiental de la ciudad.