Lo que debes tener para ser un referente de tu gente

Probablemente todos hayamos conocido alguna vez una persona que, de forma innata y sin esfuerzo, es seguido, escuchado y respetado por la gente que lo rodea. ¿Cómo lo consiguen? Son seres que tienen un carisma natural y madera de líder. Ahora bien, un líder ¿nace o se hace?

Una respuesta difícil que se ha intentado responder en innumerables artículos y sesudos estudios sobre el liderazgo. Y este artículo no pretende sentar cátedra, tan solo ofrecerte una recopilación práctica para que tu equipo te siga sin dudar y se sienta orgulloso de tenerte como directivo.

De forma muy resumida, diríamos que un líder es una persona que puede conducir a un grupo al logro de una meta. Nosotros añadiríamos que es aquel que sabe poner en marcha al grupo y logra influir sobre los demás. La meta a conseguir es esencial para el líder porque es el nexo común que aglutina al colectivo que lo sigue, ya sea la liberación de un país, la reivindicación de un grupo político o un simple objetivo de ventas de una empresa.

Y tú, ¿tienes lo que hay que tener para que tu gente te siga? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Lo que está claro es que el liderazgo se caracteriza por  una serie de cualidades que se pueden adquirir y desarrollar con la práctica. No pretendemos hacerte un líder de la noche a la mañana, pero si darte referencias para que, aplicadas en el desempeño de tu profesión, te sea más fácil ser un referente para tu gente y conseguir un equipo de trabajo cohesionado y motivado.

Para empezar, ¿tienes algunas de las siguientes cualidades?

• Conocimiento de tu entorno (político, económico, personal y social).
• Autodominio (gestiona tus emociones para evitar que se descontrolen).
• Visión (tener un ideal definido y saber cómo conseguirlo).
• Enfoque (capacidad para llevar a cabo tu visión).
• Paciencia (la consecución de los grandes logros se consiguen a medio y largo plazos).
• Retroalimentación positiva de tu grupo (reconocer públicamente a alguien cuando alcanza un logro, alabar el esfuerzo).
• Iniciativa propia (sin ella, ¿quién te va a seguir?).
• Respeto a los demás (a todos).
• Sensibilidad (capacidad de reconocer las necesidades de los que te rodean).
• Sentido común (como sabes, el menos común de los sentidos).
• Capacidad de trabajo en equipo (y de conciliación con la vida familiar).
• Proyección de energía positiva (transmite optimismo a tu entorno).

No es imprescindible que debas tener todas las cualidades citadas, pero este listado te servirá para detectar las que ya posees y potenciarlas, al mismo tiempo que trabajas para desarrollar las que no tienes. Cuantas más, mejor líder serás.

Por otra parte, ¿cómo aplicar esas cualidades en el día a día con tu gente? Pueden serte muy útiles los siguientes consejos:

Escucha el doble de lo que hablas. Un buen líder hace sentir importante a su gente por algo tan simple como atender lo que dicen. Es tan importante escuchar como hablar.

Anima a la gente a tomar riesgos. Si la gente tiene miedo de cometer un error, por temor a represalias, nunca verán ese fallo como una oportunidad de aprendizaje. Diferencia un error por descuido de uno cometido por intentar buscar una nueva solución a un problema.

Elogia públicamente, critica en privado. Aplica el sentido común y el control de las emociones: porque con lo primero motivas y con lo segundo evitas crear resentimientos y humillaciones de los miembros de tu equipo.

Cumple con tu palabra. Si te comprometes a algo, debes seguir adelante. Tu palabra debe ser un sello de confianza y, como sabes, la confianza genera lealtad.

Incluye a otras personas. Por muy capaz que seas, necesitas la experiencia de los otros y sus puntos de vista diferentes para la toma de decisiones. Recuerda que la responsabilidad es tuya pero, gracias a la aportación de tu equipo y a la confianza depositada en ellos, tomarás la mejor decisión posible en cada momento.

Y tú, ¿qué otras cualidades o consejos aplicas para ser un referente de tu gente?

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Foto: pedrosimoes7 para Flickr