Cómo analizar el itinerario profesional

Elegir un itinerario profesional supone buscar la correspondencia entre la profesión que te gustaría desempeñar en el futuro y la formación que necesitas para poder acceder a ese puesto de trabajo.

En las profesiones más tradicionales (médico, abogado, contable…) se trata de una tarea más sencilla, porque las profesiones están reguladas en base a las diferentes carreras universitarias. Para ser abogado, basta con estudiar derecho y luego especializarse en una rama concreta, ya sea penal, laboral etc. Pero, ¿qué ocurre cuando tu vocación se encuentra en una profesión más nueva? ¿Cómo sabes qué tienes que estudiar, cuánto tiempo te va a llevar y cuánto te va a costar?

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Define tus objetivos profesionales

Lo primero que debes hacer es tener claros tus objetivos profesionales. Estás de suerte si este momento trabajas en una compañía que te gusta, donde te valoran, y realizas un trabajo que te resulta satisfactorio. La cuestión no es el presente, sino el futuro, ¿dónde te ves dentro de diez años? Porque para llegar ahí, vas a tener que empezar a trabajar ahora o no sucederá.


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Configura tu perfil profesional actual

Tienes una licenciatura, algunos cursos complementarios, estudios de postgrado… muy bien. Esto es tu currículum. Tu perfil profesional, es otra cosa, más relacionada con las habilidades, tanto técnicas como transversales. Es decir, tiene que ver con lo que sabes hacer, no con lo que has estudiado. Tener tu perfil profesional definido te va a ayudar a saber cómo de empleable eres en tu entorno laboral y qué aspectos de tu formación necesitas mejorar para alcanzar el puesto de trabajo que deseas.

Como orientación, puedes empezar por reflexionar sobre tu experiencia en las siguientes capacidades:

  • Trabajo en equipo: ¿trabajas solo o en un equipo? ¿qué tal te manejas en los trabajos en los que debes relacionarte con otras personas? Aquí tendrás que reflexionar sobre tu capacidad para acatar órdenes, resolver conflictos o gestionar tus relaciones dentro del grupo.
  • Autonomía y toma de decisiones: define cuánta parte de tu trabajo eres capaz de hacer por ti mismo y cuántas veces necesitas supervisión de tu jefe.
  • Negociación: ¿tienes experiencia en la negociación con proveedores o clientes? Según el rol que desempeñes, puede ser una habilidad necesaria.
  • Manejo de herramientas informáticas: por un lado, se encuentran el uso general de ordenador, internet, procesador de texto, herramientas ofimáticas… algo que en un momento u otro de tu carrera profesional tendrás que saber. Por otro, aquí puedes hacer la lista de todos aquellos programas específicos que conoces relacionados con tu puesto de trabajo. Por ejemplo, si trabajas en el ámbito de RRHH, deberás dominar algún ERP (Enterprise Resource Planning), es decir, una herramienta para gestión de personal como SAP o PeopleSoft. Si por el contrario tu ámbito laboral es marketing, tus herramientas serán los programas CRM (Customer Relationship Management)
  • Idiomas: ¿son los idiomas necesarios en tu puesto de trabajo actual? ¿y en el que deseas optar a futuro? Haz una lista de los idiomas que manejas y en qué nivel

Esto es solo un ejemplo de una lista de competencias que definirán tu perfil profesional. Ahora, tú debes elaborar la tuya propia. Para hacerlo, observa tu puesto de trabajo y las funciones que realizas en el día a día, tanto a nivel operativo como estratégico.

Entiende cuál es el perfil profesional que debes desarrollar

El siguiente paso, una vez que sabes dónde estás, es entender dónde quieres llegar de acuerdo con el objetivo profesional que te has marcado. Analiza las ofertas de empleo de los puestos de trabajo que deseas ocupar, habla con personas que desempeñan estos roles y haz una lista de las competencias que tienes que adquirir para estar preparado para desempeñar un puesto similar.

Prepara tu desarrollo profesional

Ahora que conoces tus carencias, es el momento de desarrollar y mejorar aquellos puntos en los que eres débil. Puedes hacerlo de dos formas:

  1.  Por un lado, mediante la experiencia: aprovecha el puesto de trabajo que tienes para pedir más responsabilidades en los ámbitos que te interesan y practicar nuevas habilidades mientras trabajas.
  2. Por otro lado, mediante la formación: una titulación de postgrado, máster o MBA te darán la oportunidad de desarrollar nuevas capacidades y hacer prácticas, además de que te proporcionarán el prestigio de una titulación, que en muchos casos, es un elemento que ayuda a abrir las puertas de nuevas oportunidades profesionales.

En cualquier caso, hay dos preguntas cuya respuesta debe quedarte clara antes de empezar, para evitar situaciones de frustración o desmotivación:

  • ¿Cuál es la formación que más te conviene? El mercado ofrece muchas posibilidades, pero según lo específico de tu objetivo, tendrás que descartar para quedarte con dos o tres posibilidades y finalmente elegir una de ellas. Atiende al prestigio de la Escuela que selecciones, a la metodología de enseñanza y a la calidad del profesorado.
  • ¿Cuánto tiempo me va a llevar? Piensa no solo en el tiempo que estarás estudiando (de uno a dos cursos lectivos) sino en el recorrido que necesitarás para pasar de tu situación profesional actual a la deseada. Normalmente los avances laborales suelen suceder en ciclos de tres a cinco años, de modo que no te desmotives y trabaja duro cada día.

 

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