¿Qué valor añadido suponen las Apps de productividad?

Hasta hace relativamente poco, la productividad era un asunto que gestionábamos con agenda física en mano y, en algunos casos, con la ayuda de una secretaria o un grupo de colaboradores cercanos a nuestro entorno.

Sin embargo, los aportes de terceras personas a la hora de gestionar nuestro tiempo ya no son indispensables. Podemos hacerlo nosotros mismos, incluso si nuestra memoria no es fiable y tendemos a olvidar hasta el día y la fecha. Ahora tenemos un recurso que ha venido para quedarse: la tecnología móvil.

Nos referimos, en concreto, a las aplicaciones que nos proporcionan herramientas para la gestión del tiempo y de otros factores que influyen directamente en nuestros niveles de productividad. ¿Te suenan de algo?

Seguro que sí, pues las llamadas Apps orientadas a la gestión de la productividad han logrado, en apenas un par de años, un altísimo grado de penetración en usuarios de cualquier campo empresarial o profesional. Al fin y al cabo, ¿a quién no le interesa, más allá de su trabajo, obtener los mejores índices de productividad?

 

Apps de productividad, ¿qué gano con ellas?

Los smartphones , las tabletas y otros dispositivos electrónicos se han convertido en las agendas del siglo XXI. A través de ellos gestionamos nuestro tiempo, monitorizamos tareas, diseñamos horarios y cronogramas y, en definitiva, optimizamos nuestras labores.

A esto ha contribuido la aparición de sistemas operativos como Android o iOS, que son el vehículo para que las aplicaciones lleguen a los usuarios. Seguro te sonarán algunas como Evernote, IFTTT, Trello, Zoho o List To Do, entre otras.

Sin embargo, puestos a realizar un análisis más completo, lo más importante de estas aplicaciones no son los recursos que nos proporcionan a la hora de mejorar nuestra productividad. En realidad, sus principales aportes son:

  • Agilidad. La planificación ya no es una labor engorrosa  o que demande largas jornadas. En muchos casos, las mismas Apps se encargan de programar las tareas y los plazos de tus actividades, lo cual te libera de dicha responsabilidad y puedes ocuparte en cuestiones propias de tus proyectos.
  • Reducción de costes operativos. A la hora de gestionar el tiempo y otros factores de la productividad, las Apps no necesitan más recursos que la propia herramienta. Incluso si el objetivo es aumentar el rendimiento de grupos,  ya no es necesario el despliegue de múltiples recursos, tal como sucedía antes con la gestión física. Los costes de operación son menores.
  • Simultaneidad. Las Apps te permiten realizar varias cosas a la vez. Antes de su aparición, debías llevar a cabo una tarea y luego evaluarla; era difícil hacerlo en el acto. Ahora la aplicación lo hace mientras tú te ocupas de otras labores. Esto da lugar a una mejor gestión del tiempo.
  • Mayor movilidad. Tu oficina está en cualquier parte. No necesitas llegar a una sede física para planificar el día o evaluar los resultados. Puedes hacerlo desde cualquier parte; basta con que te lleves la mano al bolsillo.
  • Actualizaciones automáticas. Hablando de rapidez y agilidad, las Apps te ofrecen la posibilidad de realizar actualizaciones automáticas en tu agenda o tus proyectos. Ya no es necesario hacer una pausa y reorganizarlo todo. De hecho, es posible que ni siquiera lo notes.

 

ERD Marzo 2016


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