Habilidades de liderazgo para ser un líder 2.0

Liderar una empresa ya no sólo basta con la toma de decisiones o el apoyo de un departamento de Recursos Humanos. En los tiempos de la información y los medios digitales, ser la cabeza de una organización implica nuevas retos.

La era digital ha roto muchos paradigmas del liderazgo tradicional. Con la irrupción de nuevas formas de comunicación a través de internet (páginas web, redes sociales, blogs, correo electrónico, entre otros recursos), el directivo del siglo XXI debe estar preparado para hacer un buen uso de estas herramientas y proyectar la imagen de la compañía que lidera.

En algunos casos, se trata de aquellos líderes empresariales que han sido denominados «inmigrantes digitales», es decir, los que nacieron antes de la irrupción de las nuevas tecnologías y han tenido que adaptarse paulatinamente a los cambios. Por el contrario, este proceso ha resultado más sencillo para los que crecieron cuando la revolución tecnológica ya estaba en marcha.

Pero, más allá de estas diferencias, el liderazgo 2.0 implica una serie de habilidades que un directivo debe sacar a flote si quiere adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Cuáles son esas habilidades? ¿Cómo desarrollarlas?

 

 

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La actitud del líder 2.0: un nuevo modelo directivo

El liderazgo 2.0 radica, sobre todo, en la actitud del directivo. De entrada, supone una apertura al cambio en cuanto a la organización de la compañía, cuyas jerarquías no tienen por qué estar sujetas a la rigidez y la subordinación tradicionales. Las empresas del siglo XXI son mucho más flexibles y apuntan a nuevos modelos de colaboración.

Un buen líder debe reconocer estos cambios, que también son culturales, y a partir de ahí generar nuevas maneras de relación que mejoran la eficacia y la productividad. Éstas son algunas de las habilidades que debe tener cualquier líder 2.0:

a. Actualización permanente:

El líder 2.0 debe estar al tanto de las novedades tecnológicas de las que pueda hacer uso la marca para mejorar su presencia en los medios digitales. Ese conocimiento implica, a su vez, el manejo de los lenguajes de cada herramienta, que varían según el formato. Dada la velocidad de los cambios tecnológicos, un líder 2.0 debe estar atento y tomar decisiones rápidas al respecto.

b. Intervención activa:

Los líderes tradicionales tomaban decisiones para resolver un problema. Por el contrario, el líder 2.0 no necesariamente los resuelve, sino que los identifica, activa los grupos de trabajo más idóneos para el planteamiento de soluciones y pone a su disposición las herramientas necesarias para ello.

c. Apertura:

Un líder 2.0 es, por naturaleza, abierto a nuevas posibilidades. Y esa apertura se traduce no sólo en las nuevas relaciones que pueden surgir al interior de la compañía, sino también en posibles sinergias o proyectos cooperativos con empresas similares. Los objetivos de un líder 2.0 en este sentido son claros: ampliación de su campo de acción y nuevas funcionalidades.

d. Gestor de comunidades:

El modelo 2.0 no encaja con los líderes burocráticos o autocráticos que centralizan las decisiones y los procesos. Aquí se trata de ser una especie de moderador e impulsor de las soluciones que requiera la compañía, siempre en coordinación de sus equipos de apoyo. El líder 2.0 debe generar nuevas reflexiones y métodos de trabajo e impulsar los cambios dentro de un clima democrático y participativo.

e. Empatía:

Precisamente por su cercanía con los otros, el líder 2.0 debe ser capaz de sentir como sienten los que están a su lado. Aquí juegan un papel muy importante las jerarquías de la empresa, que deben ser lo menos rígidas posible para que la comunicación entre el directivo y los niveles inferiores fluya con normalidad.

 

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