¿Por qué no triunfa el smart working en España?

En Estados Unidos y en otros países europeos el ‘smart working’ ya es toda una realidad. Sin embargo, en España las empresas todavía son muy reticentes a adoptar una modalidad de trabajo que, a la vista de la situación, todavía no ofrece las suficientes garantías. ¿Cuáles son los principales motivos para que el Smart working todavía no triunfe en España?

 

¿Qué es el Smart working?

Para conocer los riesgos del smart working primero es obligatorio saber en qué consiste. Se trata de una modalidad de trabajo que va un paso más allá del teletrabajo. El Smart working se apoya en las TIC para ofrecer al trabajador la posibilidad de trabajar desde cualquier parte y con toda flexibilidad. Para ello es necesario que el profesional cuente con todas las herramientas de comunicación necesarias y contar en todo momento con el equipo que le permite llevar a cabo su trabajo, ya sea en una cafetería, en el aeropuerto, en el autobús o en cualquier otra parte.

El Smart working se cimenta en términos como flexibilidad, movilidad, inmediatez, dinamismo, versatilidad y conciliación de la vida laboral y familiar. Sin embargo, también conlleva ciertos riesgos que conviene tener en cuenta.

 

Riesgos del Smart working

Por un lado, el Smart working es una modalidad de trabajo que va por delante de la ley, esto es, no existe una legislación que se adapte a las exigencias de estas modalidades de trabajo y existen vacíos legales en los que la empresa se encuentra indefensa ante incumplimientos contractuales.

El smart working no solo implica una forma de trabajar, sino una filosofía de equipo que debe estar asentada desde la base de la empresa. La mayor parte de la gente está acostumbrada a otras modalidades de trabajo (principalmente presencia o trabajar desde casa) por lo que puede resultar difícil inculcar esta visión de la compañía y esta forma de trabajar. Por decirlo de otra manera, el smart working es mucho más viable de poner en práctica en una empresa de reciente creación, que ser adoptado por una compañía cuyos profesionales llevan años acostumbrados a otro método de trabajo.

Otro de los puntos que más preocupación provoca entre los directivos es la posibilidad de que el smart working repercuta negativamente en la cohesión de la empresa. Cada profesional puede llegar a trabajar desde puntos muy distintos, en tareas muy diferentes y de forma muy individualizada, sin prácticamente comunicación con la mayoría del resto de trabajadores de la empresa. Esto provoca que sea más difícil controlar y organizar el trabajo y que la organización se sienta más dispersa.

Además de los riesgos mencionados, cabe citar otros como la posible existencia de distracciones, el aislamiento de los profesionales o la poca identificación del trabajador con la marca.  Por supuesto, el smart working tiene muchos otros puntos positivos pero, ¿crees que pesan más sus ventajas o sus inconvenientes? ¿Adoptarías la cultura del smart working en tu empresa?

 

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