Habilidades directivas: decálogo del buen líder

¿Qué características y cualidades debe reunir un líder en la era digital para alcanzar el éxito? En este artículo, repasamos las diez habilidades directivas que todos los departamentos de Recursos Humanos buscan en los candidatos que optan a un puesto directivo.

1.- Emprendimiento y liderazgo innatos. El líder directivo nace y se hace. Aunque parezca obvio, la primera cualidad es saber dirigir y gestionar equipos. Directivos que tengan experiencia en el trabajo en grupo y una gran facilidad para la comunicación, preparados para asumir nuevos retos y proyectos. En este primer paso, el respeto, la educación, la honestidad y la formación en valores no pueden pasar por alto. Un buen líder es un diamante en bruto listo para establecer metas, comunicar objetivos y motivar a sus equipos.

2.- Responsabilidad cien por cien. Asumir retos conlleva aceptar éxitos y errores. Aprender de lo que no funciona es también un excelente modo de «reconceptualizar» las ideas empresariales, reformular procedimientos  obsoletos y adaptarse a los constantes cambios del mundo empresarial.

Si quieres empezar a aplicar el liderazgo transformacional, te enseñamos cómo en nuestra guía: ¿Qué es el liderazgo transformacional y cómo desarrollarlo dentro de tu empresa?

3.- Visión y capacidad proactiva. Adelantarse a los acontecimientos es un plus que todo directivo debe aportar a su empresa. Máxime en un entorno global, abierto y acelerado como el actual. En este sentido, un buen líder debe ser capaz de entender las próximas necesidades de los clientes y de los empleados, visualizar las movimientos de la competencia, los vaivenes del mercado y de la banca, para aportar ideas sostenibles que hagan aumentar la productividad, el buen clima laboral y la próxima cuenta de resultados.

4.- Empatía y confianza. Crear equipos unidos y comprometidos con los valores y objetivos de una empresa requiere de un aporte de confianza desde la dirección. Una confianza en doble sentido, tanto a nivel interno -con los colaboradores- como a nivel externo -con proveedores, mercados, consumidores- que esté basada en el respeto mutuo y en la disciplina laboral se traducirá en mayores oportunidades de negocio. Asimismo, empatizar con el equipo es una cualidad innata del buen líder: ver la realidad a través de sus ojos, tanto de los empleados que nos apoyan como de las voces discordantes. Dejar a los equipos opinar, influir en la toma de decisiones y conocer sus experiencias es vital para la innovación y la buena gestión empresarial. Fomenta la retroalimentación.

5.- No al individualismo. Aquel líder que adule al individualista, que prefiera el individualismo frente al compañerismo, no tiene cabida en el actual sistema empresarial. El primer ingrediente para una buena gestión es saber transformar las debilidades de cada colaborador en una fortaleza para el equipo. Para ello es necesario detectar el talento, conocer la personalidad de cada uno dentro del equipo y medir su impacto en el conjunto.

6.- Inteligencia emocional.- Conocerse a uno mismo es el primer condicionante para poder controlar nuestras emociones y canalizar el estrés del día a día. Solo de este modo el líder podrá transmitir una actitud positiva y motivadora a sus equipos.

7.- Ver,  escuchar y comunicar.- Las empresas ahorran gran cantidad de tiempo y dinero cuando tienen articulados canales y flujos de comunicación bidireccionales y eficaces. Saber escuchar a cada colaborador y mantener informado a los equipos de la evolución de la empresa es clave para que se sientan partícipes de la misma.

8.- Gestión de crisis y resolución de problemas.- El buen líder siempre va un paso por delante. De ahí su facilidad para poder solucionar problemas cotidianos antes de que sea tarde -por ejemplo, entre los colaboradores- y para tomar decisiones estratégicas ante una crisis de reputación. Hoy en día, las redes sociales pueden hacer que una empresa derive en una crisis sin precedentes; el líder debe estar preparado para atender todos los posibles flancos.

9.- Flexibilidad y adaptabilidad.- El ritmo actual hace necesario que todo líder sepa adaptarse a las circunstancias cambiantes del mercado. Un pensamiento crítico y estratégico es el aliado perfecto para estos casos.

10.- Alimentar la red de contactos.- De ello dependerá, en gran medida, que se detecten oportunidades de negocio a tiempo. Fomentar las relaciones interpersonales -proveedores, competencia, intermediarios, clientes- en el trabajo es una tarea que se hace a largo plazo, con persistencia, perserverancia y paciencia.

 

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