Gestión de equipos comerciales en crisis

Ningún proyecto empresarial está a salvo de las situaciones de crisis. La actividad comercial supone numerosos riesgos a los que los responsables de una compañía deben hacer frente desde el inicio.

Los síntomas de una crisis se hacen evidentes en aquellas circunstancias en las que se compromete la producción o el normal desarrollo de una compañía.

Esas situaciones pueden ser causadas por motivo externos o internos. En el primer caso, suelen provenir de amenazas del medio de producción en el que se desenvuelve la compañía; en el segundo, están asociadas a sobrecargas de producción o momentos de fatiga interna producto de un clima laboral adverso.

Antes que en cualquier otra situación, el líder empresarial o de sección debe adoptar una postura consecuente con el momento y aplicar todas aquellas herramientas que contribuyan a superar el estado de crisis. Una de esas medidas suele ser la designación de un grupo de trabajo en el que se apliquen los siguientes pasos:

  1. Designación de labores o roles.
  2. Nombramiento de líderes internos.
  3. Definición de objetivos.
  4. Protocolo de actuación.


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Pasos para gestionar una situación de crisis

Si bien es cierto que las crisis empresariales pueden variar según su procedencia, su desarrollo, los sujetos que intervienen y el contexto en el que se producen, existen elementos esenciales para hacer frente a este tipo de situaciones.

1. Monitorización:

Es la fase en la que se detecta el problema. Un equipo de trabajo designado por los altos directivos se encarga de recopilar y analizar la información que permita determinar el motivo de la crisis. Si bien es una tarea que requiere agilidad, se debe evitar por cualquier medio dar una respuesta «en caliente». Lo más recomendable es esperar a que la situación evolucione.

2. Identificación:

Con la información analizada, el equipo de trabajo identifica a los responsables de la crisis, que, como se dijo anteriormente, pueden ser de dos tipos: externos o internos. Además, se valora el alcance que pueda llegar a tener la crisis. Esto último permitirá medir los tiempos de reacción del equipo de trabajo, siendo mayores o menores según el carácter del momento.

3. Planteamiento de estrategias:

En esta tercera fase, el grupo de trabajo pone énfasis en buscar soluciones que permitan atajar la crisis. Ya se sabe en qué consiste y de dónde proviene, por lo que el siguiente paso es plantear propuestas, mecanismos y métodos para superarla. En esta fase son importantes las respuestas corporativas hacia el exterior, como por ejemplo los comunicados dirigidos a clientes, proveedores y público en general. Se supone que ha habido un tiempo prudencial para el análisis y, por ello, son necesarias las respuestas, que variarán según las exigencias del caso.

4. Ejecución:

Todos los departamentos de la empresa, no sólo los que han resultado afectados por la situación, deben movilizarse en torno a los mecanismos decididos para atajar la crisis. Más que en cualquier otra etapa, la empresa debe transmitir una sensación de unidad y corporativismo. Si el asunto es interno, los directivos deberán aplicar las sanciones o los correctivos que mejor respondan a la situación.

5. Seguimiento:

Las crisis no terminan con la puesta en marcha de una estrategia determinada. El grupo de trabajo debe realizar un seguimiento a la situación para evitar nuevas alteraciones. Además, esta etapa es propicia para análisis más elaborados en torno a lo sucedido. En algunas ocasiones, las decisiones derivadas del conflicto principal se extienden hasta esta fase del protocolo de gestión de la crisis.

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