Cuáles son las claves del éxito social y cómo afecta a nuestro liderazgo

Los tiempos están cambiando y los conceptos y valores se transforman también. Un ejemplo de ello es el concepto de éxito social, que ha ido evolucionando durante estos últimos años.

Solemos vincular la idea de éxito social con el de éxito profesional y poder adquisitivo, pero la verdad es que no siempre es así. El término éxito se define como “el resultado feliz de un negocio, asunto o actuación”, pero también como “la buena aceptación que tiene alguien o algo”. Por lo que una persona con éxito, puede ser, también, una persona aceptada socialmente, querida y valorada, sin necesidad de haber conseguido ciertas metas laborales o nivel económico.

Por otro lado, el éxito tiene un componente interno, pues no es igual para todas las personas. El éxito dependerá de las metas y valores individuales. No todo el mundo tiene como objetivo dirigir una empresa internacional con miles de trabajadores a su cargo. Para muchas personas el éxito está más relacionado con otro tipo de ambiciones profesionales, como sentirse valorado y encontrar una satisfacción en el trabajo que realiza.

Una persona con éxito social, entendido como aceptación, posee una serie de habilidades que le permiten relacionarse adecuadamente con todo tipo de personas, independientemente de la edad, sexo, nivel socioeconómico y cultural o del contexto en el que se ubique.
Hay personas que no saben cómo actuar fuera de su contexto natural, realizan comentarios inapropiados y se muestran inseguros fuera de su entorno. Sin embargo, otras personas parece que tienen un don natural para tratar con la gente, todo el mundo les conoce y admira. Éstos últimos son personas socialmente exitosas.


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¿Cómo influye el éxito social en nuestro liderazgo?

Las habilidades que caracterizan a las personas socialmente exitosas hacen que tengan más probabilidades de convertirse en un líder natural. Por ejemplo:

  • Estas personas saben comunicarse con los demás. Una buena comunicación no sólo implica saber qué, cómo y cuándo decir las cosas. También necesita de una retroalimentación, de un feedback, pues la comunicación es cosa de dos, o más. Si además de informar escuchas a los demás, se sentirán valorados y generarás confianza y compromiso.
  • Son asertivas. Cuando hablan contigo no se muestran agresivas ni pasivas. Saben defender su punto de vista con argumentos y respetando a los demás. No se trata de tener que dar explicaciones por todo, sino de expresarse adecuadamente. Un “te entiendo, aunque…”, es más respetado que un “no” rotundo, unos gritos inapropiados o la indiferencia.
  • Tienen un buen, pero realista, autoconcepto y autoestima, dos requisitos que influyen en la seguridad en sí mismo. Cuando una persona se conoce de verdad, sabe identificar sus virtudes y sus defectos y los valora positivamente y sin complejos, de modo que puede mantener relaciones más positivas con los demás. Cuando te sientes bien contigo, te sientes bien con los demás.
  • Otras cualidades que poseen son la capacidad de empatía y motivación. Suelen ser además personas serenas, con un buen dominio de su autocontrol.

Elige al líder que quieres ser

Existen diferentes tipos de liderazgos, cada uno de ellos con unos rasgos y comportamientos característicos.

  • Por un lado está el líder autócrata, que establece las órdenes que han de ser ejecutadas por el resto con obediencia, estableciendo una relación basada en el miedo al castigo.
  • En el extremo contrario está el líder liberal, que no pone normas ni da explicaciones, generando confusiones e inseguridades en los demás.
  • Entre medias está el líder democrático, que informa, comunica, escucha, entiende y orienta para conseguir un objetivo común, ganándose la admiración de sus seguidores

 


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Fuente Imagen: Flickr / Kumar Appaiah


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