Consigue capital semilla para tu startup

Muchos emprendedores, sobre todo si lo son por primera vez, se enfrentan a la difícil labor de conseguir recursos para poner en marcha su proyecto de empresa. En teoría lo tienen todo: la marca, la identidad del producto, el público objetivo, el mercado al que aspiran… Y, sin embargo, echan de menos algo fundamental: el dinero.

Esta situación es todavía más palpable en las llamadas «startups», aquellas empresas que dan sus primeros pasos o que suponen un riesgo de capital alto.

Sin embargo, del mismo modo en que han evolucionado los mercados y los proyectos de empresa, también lo han hecho las fuentes de financiación de los mismos, que ahora son mucho más accesibles que hace unas décadas.

Que el capital inicial de un emprendedor sea limitado ya no es un problema. Existen a día de hoy numerosas fuentes de financiación para proyectos: algunas heredadas de los negocios tradicionales; otras más innovadoras y que guardan estrecha relación con el auge de Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías en general.

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Fuentes de financiación para tu startups

Sea cual sea el proyecto que se quiera emprender, puedes elegir entre diferentes fuentes básicas de financiación para «startups», en función de las características de tu proyecto. Veamos cuáles son y en qué consiste cada uno de ellos:

 

1) Crédito bancario:

Es la fuente de financiación por excelencia. Entre sus principales ventajas está el hecho de que el dinero proviene de una fuente sólida y que, además, se puede acceder a él de forma rápida. Sin embargo, presenta algunas desventajas, como por ejemplo la rigidez en los requisitos, las condiciones de los créditos o, incluso, la poca disposición de los agentes bancarios para financiar proyectos nuevos. De ahí que sea especialmente apta para negocios tradicionales o con cierto recorrido.

2) Familia y amigos:

Se conoce como la estrategia del FFF: Friends, Fools and Family (en español: amigos, colegas y familiares). Es un sistema de financiación mucho más flexible a la hora de la devolución del dinero. Sin embargo, en muchos casos está basada en aportaciones de tipo irregular que comprometen los proyectos a largo plazo.

3) Business Angels:

Bajo esta denominación se agrupan aquellos agentes privados que apoyan proyectos en distintas áreas pero que, a la vez, tienen poca presencia en los mismos. Para suplir tal circunstancia, debe existir una estrecha relación con el emprendedor. No obstante, lo más habitual es que sólo acompañen los planes de empresa en las primeras etapas y que sólo muestren interés por aquellos sectores que les son afines.

4) Subvención pública:

Esta modalidad es especialmente propicia para proyectos de nuevos empresarios o de jóvenes, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión. La gran ventaja de recibir una subvención es que no existe obligación de devolver el dinero, algo que sí condiciona la relación con los bancos. La cuestión pasa, entonces, por mantenerse al tanto de las convocatorias de las instituciones estatales.

5) Crowdfunding:

Se trata de una vía de financiación derivada de las nuevas tecnologías. A través de las herramientas de Internet (redes sociales, páginas web, buscadores, entre otras), el emprendedor solicita financiación a distintos agentes que puedan estar interesados en su proyecto. Las posibilidades de su solicitud se amplían, aunque no es la mejor vía para un plan a largo plazo. Si alguien muestra interés, suele hacerlo puntualmente y sus aportes no garantizan una fuente sólida de financiación.

 

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