¿Cómo mejorar la productividad global de una empresa?

En las clases de economía uno de los valores más importantes es el de la productividad global. A nivel empresarial, este indicador se utiliza para determinar el valor de la producción obtenida por una empresa, de cualquier tamaño o sector, en relación con el coste de los medios o insumos que se han utilizado para obtenerla (materiales, mano de obra, energía, capital). En este análisis, las nuevas tecnologías, la forma de organizar el trabajo, el personal disponible, los salarios, el estudio de los ciclos y tiempos o la distribución son también elementos claves. De este modo, los directivos no solo pueden conocer con detalle cómo se comporta y cómo está estructurada su organización, sino que obtienen información de primera mano -por ejemplo, los puntos débiles- para acometer mejoras de forma efectiva.

Mediante este ejercicio, las empresas pueden hacer comparativas entre la productividad alcanzada en distintos ejercicios o con relación a las empresas de la competencia. De tal modo, que cuando la productividad global de una empresa es superior a la media de su sector, se atribuye dicho resultado bien al factor trabajo -buen clima laboral o baja tasa de absentismo- o bien al factor capital -maquinaria más moderna, uso de la tecnología en el proceso productivo, mano de obra más cualificada-. Todo ello, se traduce en una empresa más rentable y productiva gracias a la optimización de los recursos.

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Mejorar los niveles de productividad es, sin duda alguna, uno de los principales retos y objetivos empresariales. En muchos casos, puede ser la solución a situaciones de incremento de los costes si la empresa no quiere renunciar al margen de beneficio que obtiene con cada unidad vendida ni aumentar el precio de venta de sus productos.

Pero, ¿cuáles son las claves para incrementar la productividad global?

La productividad está íntimamente ligada a la capacidad de una empresa para producir de manera eficiente. Conseguirla no es solo una meta del conjunto de la empresa -directivos, empleados- sino también de otros agentes externos como proveedores y empresas colaboradoras. Repasamos algunas vías e ideas destinadas a poner a punto el engranaje empresarial:

  1. Formación y motivación de los equipos. Desde la flexibilidad horaria, al teletrabajo, los incentivos, las vacaciones ilimitadas y remuneradas o el BYOD («Bring your own technology») aparecen como alternativas a la rigidez y jerarquía tradicional. El empowerment hace necesario revisar la mentalidad empresarial para dar un giro hacia formas de trabajar que empoderen y den valor a los empleados, con cierto control para que sean efectivas. A mejor clima laboral y satisfacción, mayor rendimiento.
  2. Modernización e innovación. Clave para alcanzar la diferenciación de la competencia y la supervivencia de la empresa. No siempre tiene que conllevar un coste elevado ni estar relacionada con la adquisición de nueva maquinaria; imaginemos la apuesta digital de una empresa. Tener presencia en las redes sociales y utilizarlas para crear comunidad, fidelizar o aportar un plus al servicio de atención al cliente no tiene por qué tener un alto precio. En este caso la relación inversión-resultados está más que justificada.
  3. Óptima gestión del tiempo. Se trata de planificar, detallar y ejecutar tareas en función de los tiempos. Muchas veces la falta de organización interna impide priorizar tareas. Por lo tanto, es crucial observar para poder detectar el talento, delegar responsabilidades, repartir el trabajo y motivar. Esta labor debe empezar «desde arriba»; si el jefe no es capaz de transmitir las necesidades urgentes de la empresa cada empleado utilizará sus propios criterios y prioridades.

 

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