Cómo conseguir un estilo de liderazgo democrático

Dentro de una organización pueden convivir diferentes estilos de liderazgo. Éstos varían en función de la naturaleza de la compañía, su estructura, sus distintas fases productivas, su número de integrantes y, por supuesto, sus objetivos.

Sin embargo, el estilo de liderazgo también puede definirse según el contexto. Por ejemplo, en momentos de crisis o ruptura es común que se empleen estrategias de liderazgo de tipo autocrático, cuya función básica es centrar la toma de decisiones en una sola persona o en un reducido número de responsables.

El polo opuesto es el liderazgo democrático, que se basa en la participación y el diálogo de los distintos miembros que conforman un proyecto. Su objetivo principal es generar debates y llegar a consensos para la toma de decisiones.

Numerosas empresas en el mundo han aplicado métodos de este tipo con resultados altamente positivos. Una de las más conocidas es la multinacional tecnológica Apple, que deja bastante margen a la discusión interna y fomenta la creatividad y originalidad de sus empleados de cara al diseño de productos nuevos o lanzamientos.

 

 

¿Cómo fomentar el liderazgo democrático?

Pero el liderazgo democrático no surge por sí solo, sino que requiere de una serie de estrategias que lo animen. Por lo general, los procesos de liderazgo democrático son lentos y precisan de una asimilación progresiva, lo cual implica la toma de decisiones en tres aspectos fundamentales:

a) Fomentar el trabajo en grupo: Un clima laboral jamás será propicio al liderazgo democrático si las tareas están centralizadas en unos pocos trabajadores. El líder debe promover la implicación, en menor o mayor medida, de cada uno de los miembros de su organización. Esto no sólo permitirá el surgimiento de nuevas ideas, sino que además aumentará el nivel de compromiso de esos trabajadores.

b) Flexibilizar las jerarquías de la compañía. No se trata de desconocer los rangos establecidos en la estructura de la compañía. Sin embargo, sí que es necesario favorecer un clima laboral donde las jerarquías pasen casi desapercibidas y promuevan un acercamiento entre los distintos niveles.

c) Canales eficaces de comunicación. Tras la flexibilización de las jerarquías, el siguiente paso es establecer canales a través de los cuales fluya la comunicación entre las distintas dependencias de una organización. Esto suele ser muy importante, pues el éxito de casi todos los procesos depende de la efectividad de los mensajes internos. Entre más clara y directa sea la información, mejores serán los resultados.

 

Principales virtudes de un líder democrático

  • Escucha activa. El líder debe tener en cuenta las opiniones, comentarios y aportes de su grupo de trabajo.
  • Estimula el sentido de pertenencia a la compañía y el proyecto.
  • Delega tareas en los integrantes del grupo. Al hacerlo, no sólo les traspasa una serie de trabajos; también les delega su confianza en los buenos resultados.
  • No margina ni rechaza a nadie. Todos tienen la misma aceptación.
  • Toma en serio todo lo que está previsto desarrollar. No cambia de planes de manera arbitraria ni crea inestabilidad.
  • Enfrenta las dificultades que pueden surgir durante el proceso. No huye ni delega la responsabilidad en los otros.
  • Promueve los resultados conjuntos y no la competencia entre el grupo.

 

 

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